Ninguna cantidad de radiación puede considerarse totalmente segura, pero la Comisión Internacional de Protección Radiológica (ICRP) ha recomendado límites aceptables para el personal, que han sido adoptados por las organizaciones internacionales y por la mayoría de los países con cambios mínimos. El límite de dosis efectiva recomendado es de 20 mSv por año o 100 mSv en 5 años. Éste está por encima de la dosis de radiación que se recibe de fuentes naturales, la cual varía de un lugar a otro, pero que es de 2,4 mSv por año como promedio mundial.
Con un régimen de trabajo medio, se estima que una persona que utilice un delantal plomado y que siga las normas de protección radiológica recibe menos de 2 mSv por año. Por lo tanto, es importante utilizar el delantal plomado y seguir las normas de protección radiológica. La dosis se puede reducir mediante un adecuado protector de tiroides, lentes plomadas y una buena técnica de trabajo.
La mejor práctica consiste en situar el tubo de rayos X por debajo de la mesa, lo más lejos posible, situarse lo más lejos posible del tubo de rayos X y del paciente, utilizar un delantal plomado con equivalencia de plomo de 0.25-0.5 mm, un protector de tiroides y lentes plomadas. La exposición del personal y del paciente se reduce además manteniendo los equipos de rayos X en óptimas condiciones de operación, utilizando fluoroscopia pulsada, reduciendo al mínimo el tiempo de fluoroscopia, limitando el número de imágenes radiográficas, colimando y utilizando la magnificación lo menos posible. La exposición del personal se puede reducir además utilizando barreras blindadas (mamparas)
En primer lugar, si no se utiliza un delantal plomado, la diferencia puede ser grande. Un delantal plomado atenúa aproximadamente el 95% de la radiación dispersa que llega a quien lo utiliza. Las cortinillas correderas, mamparas y las lentes plomadas también reducen la radiación en más de un 95%. Todo aquello que hace aumentar la exposición a la radiación, como por ejemplo, tiempos de fluoroscopia más largos, mayor número de imágenes radiográficas generadas, la proximidad a la fuente de radiación, la posición de la fuente de rayos X por encima del paciente y la cercanía del operador al paciente aumentan la dosis de radiación al personal y el riesgo potencial de las radiaciones ionizantes. La exposición del paciente y la del personal están relacionadas entre sí y las acciones para reducir la dosis al paciente beneficiarán también al personal.
No siempre. Los equipos digitales, incluyendo los detectores de panel plano, tienen el potencial de reducir la exposición a la radiación si se utilizan adecuadamente. Pero la experiencia demuestra que el no comprender las características de los sistemas de imagen digital ha hecho aumentar la exposición al personal y a los pacientes. La razón de este aumento está en el hecho de que, en estos equipos, la sobreexposición mejora la calidad de imagen, por lo cual puede pasar desapercibida. Los modernos equipos pueden almacenar imágenes obtenidas con fluoroscopia, reduciendo la necesidad de disponer de cine o de imágenes radiológicas que requieren una exposición muy superior a las de fluoroscopia. Utilizar esta función puede ayudar a reducir la dosis.
Es inferior, con una carga de trabajo típica. La información publicada actualmente indica que la dosis de radiación a un gastroenterólogo puede ser sustancialmente inferior a la de un cardiólogo intervencionista. Por lo general los tiempos de fluoroscopia en los procedimientos gastroenterológicos son mucho más cortos que en intervencionismo cardiológico.
Sí, con una buena práctica, una adecuada protección (delantales plomados, mamparas, protectores de tiroides, gafas) y con la técnica apropiada.
La fuente primaria de radiación es el tubo de rayos X pero el personal está expuesto a la radiación dispersada por el paciente, por lo tanto el paciente se convierte en la fuente importante de radiación para el personal. Por lo tanto, el reducir la exposición del paciente tiene un impacto sobre la exposición del personal. Mantener distancia a la fuente de rayos X y evitar poner las manos y partes del cuerpo en el haz directo reducen la exposición.
Estudios recientes muestran que la sensibilidad del cristalino del ojo a la radiación es mayor de lo que se creía, por lo que la protección del ojo mediante el uso de lentes plomadas es muy importante. La tiroides del adulto es mucho menos sensible a la radiación que la de los niños. No obstante, el uso permanente del protector de tiroides está en consonancia con el principio ALARA (As Low As Reasonably Achievable – tan bajo como sea razonablemente posible).
La mejor práctica es la que requiere dos dosímetros, uno por debajo del delantal de plomo a nivel del pecho para estimar la dosis efectiva y otro por encima, a nivel de cuello, para controlar la exposición a la cabeza y cuello. En la mayoría de los países es obligatorio el uso del dosímetro personal. Sin embargo, muchos países carecen de recomendaciones sobre el uso de un segundo dosímetro a nivel del cuello.