La gestión de los residuos hospitalarios debe considerar una selección previa de los mismos y contar con los medios necesarios para su desecho.
Un hospital genera al día grandes cantidades de residuos y, muchos de ellos, son considerados peligrosos debido al potencial de contagio de enfermedades que presentan.
Para evitar las infecciones nosocomiales y garantizar la seguridad de todos los usuarios, es importante tomar las medidas necesarias para desechar los residuos hospitalarios correctamente.
Para explicar los métodos de desecho de cada uno, dividiremos los residuos hospitalarios en tres tipos en función de su peligrosidad.
Éstos tres son: residuos no sanitarios, residuos sanitarios no específicos y residuos sanitarios específicos.
Los residuos no sanitarios son los residuos que no generan riesgos para la salud o el medio ambiente y que no han estado en contacto con otros residuos sanitarios. Son considerados también residuos urbanos.
Estos residuos acostumbran a ser reciclables y se desechan en contenedores diferentes en función de su material:
Cuando hablamos de residuos sanitarios no específicos, nos referimos a todos aquellos materiales generados por la actividad sanitaria asistencial, siempre y cuando no sean considerados residuos sanitarios específicos. Hablamos de residuos como:
Son considerados residuos sanitarios específicos aquellos materiales generados durante la actividad y que son infecciosos o presentan riesgos de contagio. Es el caso de:
Por lo que respecta a los residuos químicos, éstos deben ser tratados de manera independiente, dado que no están incluidos en la normativa de residuos sanitarios.