El aumento del uso de fuentes de radiación ionizante dentro de la industria trae consigo la implementación de técnicas y herramientas que ayuden a controlar y monitorear los efectos que dichas emisiones causan en el entorno y en las personas que operan de forma activa.
La dosimetría de radiación ionizante se encarga de medir la dosis absorbida por un material o tejido como consecuencia de su exposición dentro del campo de la radiación. En este sentido, la dosis absorbida se traduce como la cantidad de energía que ingresa por unidad de masa a un material o tejido irradiado.
Actualmente, existe tres parámetros indispensables e inalterables para realizar la medición de material radiactivomediante la dosimetría: tiempo de exposición, tasa de exposición y dosis absorbida.
Como parte de la seguridad radiológica de una empresa y/o industria que trabaja con energía ionizante, el uso de dosimetría ayuda a prevenir o limitar la aparición de efectos nocivos a causa de la radiación, así como la cuantificación de la dosis recibida por el personal expuesto.
La implementación de dosimetría radiológica para medir, prevenir y controlar los efectos de la radiación ionizante tiene aplicaciones estratégicas dentro del desarrollo de dicha actividad, donde la información es de vital importancia para la industria, el medio ambiente y la sociedad.
Se le llama radiografía a la generación de una imagen de la estructura interior de un cuerpo u objeto, utilizando Rayos X. Estamos familiarizados con la toma de radiografías para diagnóstico médico. Sin embargo, solo los que se encuentran en el medio conocen el uso de radiografías para uso industrial.
La radiografía industrial utiliza Rayos X para capturar imágenes de componentes metálicos e inspeccionarlos. Esto generalmente forma parte de los procesos de control de calidad en fábricas y ensambladoras de la industria automotriz, aeroespacial y química, entre otras.
Existen dos tipos de radiografías para uso industrial. Una es la convencional, que utiliza película física para plasmar la radiografía. Por otro lado, se encuentra la radiografía digital, que utiliza un panel digital para capturar y guardar la imagen que se podrá analizar directamente en la pantalla de una computadora.
La tecnología de radiografía digital ha avanzado tanto que permite sacar imágenes 3D con equipos de Tomografía Computarizada (CT). Asimismo, brinda una mejor resolución y flexibilidad de perspectiva para, no solo detectar defectos en piezas, sino:
Una de sus principales ventajas de la radiografía digital industrial es que se cataloga como un ensayo no destructivo. Es decir, no altera de ninguna manera el producto. Esto resulta perfecto tanto para la seguridad del personal como para la seguridad e integridad de cada pieza que se analice.
Por otro lado, la radiografía digital resulta más económica que la radiografía convencional pues no utiliza consumibles (película). Además, al enviar la radiografía directamente a una pantalla de computadora, esta se guarda automáticamente, creando una base de datos. Y, gracias a la practicidad de las computadoras, la radiografía puede ser analizada más rápidamente por todo el personal necesario, ya sea en el lugar o enviando la imagen vía internet.
La sociedad ha llegado a acostumbrarse a desechar prácticamente todo lo que utiliza, sin considerar futuros impactos. Hoy, la realidad ha chocado fuertemente ante un escenario que no se puede desconocer: ¡nos estamos llenando de basura!, lo cual está incidiendo directamente sobre la vida cotidiana de cada persona y de otras especies. (más…)
Como ya sabes, una clínica dental genera residuos y, al tratarse de un centro sanitario, hay que tener especial precaución a la hora de manipular cada uno de ellos. Pero ¿qué tipo de residuos generas en tu clínica? ¿Qué hay que hacer con cada uno de ellos?
Los residuos que genera una clínica dental se clasifican en cuatro grupos:
Este tipo de residuos se pueden manipular en tus instalaciones con las mismas precauciones que los urbanos,siempre y cuando se encuentren dentro de bolsas homologadas. No obstante, según los organismos competentes, es recomendable el uso de bolsas amarillas de galga 220 mg/cm2 y 55 micrómetros.
Dentro de este grupo se encuentran los siguientes residuos: agujas y material punzante (deben almacenarse en contenedores amarillos con capacidad de 1 a 10 litros), residuos que contengan sangre, residuos anatómicos como dientes o restos tisulares, residuos infecciosos procedentes de pacientes con VIH o hepatitis vírica, entre otras enfermedades (deben almacenarse en contendores negros con capacidad de 30 a 60 litros).
Para tratar cada uno de estos residuos, se identifica y separa cada uno de ellos, se recogen en recipientes rígidos e irrompibles y se utilizan envases homologados. Además, se almacenan en espacios destinados única y exclusivamente para ellos.
Debes saber que, como propietario o director de clínica, la gestión de residuos clínicos es una de tus responsabilidades. Nuestra recomendación es que, al tratarse de residuos tóxicos, delegues esta tarea en empresas expertas.
Al hablar de desechos hospitalarios nos referimos a todo aquel residuo que se genera en cualquier centro hospitalario. El Código de Salud determinó que el Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social es el ente encargado de dictar los parámetros para el manejo correcto de desechos hospitalarios. Conoce algunas recomendaciones a continuación.
Clasificación de los desechos hospitalarios
Desechos comunes (no médicos)
Son aquellos residuos que no representan ningún peligro para la salud y tienen similitud con los desechos domésticos comunes.
Desechos médicos
Son aquellos que son resultados de procedimientos relacionados con la atención a pacientes. Están clasificados en:
Residuos infecciosos y patogénicos
Estos son capaces de producir enfermedades infecciosos e incluyen:
Residuos no infectantes
No se consideran como peligrosos ni infeccioso, pero necesitan ser separados del resto de desechos:
Residuos radioactivos
Residuos utilizados en cualquier procedimiento con rayos X.
Separación de residuos
En el capítulo 3 artículo 14 del Código de Salud señala que cualquier entidad pública o privada que maneje este tipo de desechos debe separar en recipientes identificados y empaquetados para un manejo fácil y asegurarse de que de esta forma no sean susceptible a alguna rotura y así evitar derrames. Los desechos deben ser separados según la siguiente clasificación:
Empaquetado e identificación correspondiente
Esto es responsabilidad directa del hospital. Para los desechos infecciosos deberá tener una etiqueta impresa donde se anotará el nombre de la institución, fecha y hora de la recolección, procedencia interna del hospital, operador responsable, hora de recepción en el lugar temporal del hospital, fecha y hora de salida para el tratamiento de estos residuos.
Los desechos especiales deberán agregar a la etiqueta, además de la información antes mencionada, la fecha y hora de salida para su disposición en el relleno sanitario correspondiente. En lugar de esta aclaración, los desechos radiactivos deberá tener anotada la fecha y hora de salida en la que se pone a disposición del Ministerio de Energía y Minas.
Estos parámetros sobre el manejo correcto de desechos hospitalarios fueron creados con el objetivo de prevenir, disminuir y controlar el riesgo de accidentes, tanto para pacientes como a personal médico. Además de esta forma también se está disminuyendo la contaminación ambiental.
El almacenamiento de sustancias peligrosas en un determinado almacén requiere del cumplimiento de una serie de normativas para reducir el riesgo de accidentes que afecten a la salud de los empleados y al medio ambiente. Hay algunos productos químicos que no suponen ningún riesgo por sí mismos, pero que al entrar en contacto con otras sustancias pueden causar reacciones muy peligrosas. Es por ello que resulta tan importante prestar atención a una serie de consejos para almacenar este tipo de sustancias.
Lo primero y más importante es determinar el nivel de peligrosidad de las sustancias a almacenar. Los productos catalogados como “peligrosos” se pueden dividir en un total de cinco categorías: comburentes, inflamables, tóxicos, explosivos o corrosivos. Los productos químicos de cada una de estas categorías tienen que almacenarse de manera separada y adecuadamente etiquetados, advirtiendo de su nivel de riesgo.
Para el almacenamiento de sustancias peligrosas la mejor opción es acondicionar las instalaciones. La unidad debe contar con un buen sistema de ventilación. De lo contrario, el almacenamiento de productos tóxicos o inflamables puede generar lo que se conoce como atmósfera explosiva. Por supuesto, hay que evitar cualquier foco de calor y contar con las últimas medidas contra incendios disponibles.
Más allá de acondicionar las propias instalaciones, es condición indispensable utilizar los sistemas de almacenamiento adecuados para productos químicos. Si estos productos son peligrosos, el recipiente tiene que estar homologado y conservarse en lugares protegidos tanto del calor como del frío. Además, un envase de este tipo debe contar con un cierre de seguridad automático.
Respecto a los empleados del almacén, todos ellos deben conocer cuáles son los procedimientos para el almacenaje y la manipulación de productos químicos. Es esencial que cuenten con formación y experiencia en este ámbito, de forma que conozcan todos los riesgos. Además, la compañía tiene que establecer un protocolo de emergencia si ocurre cualquier tipo de incidente.
Y, por último, cabe destacar la importancia de mantener el stock de sustancias peligrosas al mínimo, de modo que en el almacén solo haya la cantidad de productos que exige la normativa.
Cuando hablamos de seguridad radiológica nos ponemos serios ya que es una de las áreas en la cual tenemos que tener un especial cuidado a la hora de desarrollar nuestra tarea. Los beneficios para la salud de las pruebas de diagnóstico por imagen son un hecho indiscutible en la medicina moderna pero si existiese una exposición médica que no pueda justificarse deberá ser prohibida. Hoy en día se hace mucho hincapié en radioprotección del paciente no debemos confiarnos y ser lo más cautos posibles.
Hay dos principios básicos en radioprotección recomendados por la ICRP (Comisión Internacional de Protección Radiológica) para exposiciones médicas.
Con la optimización del proceso de imagen tenemos que intentar que las dosis sean lo más bajas posibles sin afectar a la calidad diagnóstica del estudio realizado (criterio ALARA).
Como normas específicas de la radioprotección debemos de tener en cuenta las siguientes consideraciones:
Nosotros como responsables de la realización de las pruebas y tenemos que hacer que se cumplan estos criterios y en todo momento velar por la seguridad del paciente dentro de la sala donde se va a realizar la exposición a la radiación.
Las zonas de trabajo deben de estar debidamente señalizadas tanto para el personal expuesto como para el paciente que sepa que esa puede ser una zona vigilada, controlada, de permanencia limitada o prohibida. El riesgo de que un paciente cuando es llamado a hacer una prueba desde la sala de espera, dependiendo del diseño del servicio, ingrese en una sala que no corresponde es alto por eso se debe señalizar bien las zonas donde puede haber exposición a la radiación.
Siempre que sea posible utilizar el material de blindaje que tenemos en nuestro centro (chalecos plomados, protectores gonadales, collarines de tiroides) tanto para pacientes como acompañantes en caso de ser necesaria su intervención.
Colimar el campo de irradiación siempre, ajustar a la zona que corresponda para así evitar una radiación innecesaria del paciente y una mejora en la calidad de imagen.
En conclusión la exposición del paciente a radiaciones médicas (Rx, Tc, fluoroscopia etc.) como parte de su diagnóstico o tratamiento debe de estar debidamente justificada y a la hora de optimizar las exposiciones que recibe el paciente intentar irradiar lo mínimo posible sin que haya una pérdida de la calidad diagnóstica.
La teoría de la evolución de Charles Darwin se aplica hoy a las empresas con algunos cambios. Las únicas que sobrevivirán en el tiempo, no son las más fuertes, sino las más inteligentes, aquellas que entiendan que la clave de su supervivencia está en el desarrollo de una cultura de prevención para evitar que su operación completa caiga ante una pandemia como el coronavirus u otras situaciones que podrían venir después.
Prevenir no es tener una caja de geles antibacteriales para entregar cuando ocurra algo similar, sino desarrollar protocolos, hacer exámenes preventivos, cuidar -constantemente- la salud de los colaboradores, incluso mapear sus hábitos, para predecir la siniestralidad de la organización.
El COVID-19, también conocido como coronavirus, llegó a cambiar la realidad de la sociedad y de las empresas. Es imposible que las organizaciones vuelvan al lugar de antes, en el que la prevención era un gasto y no una inversión. Justamente esta nota es sobre la importancia de invertir en salud ocupacional en tiempos (y después) de coronavirus.
Si algo deja de lección esta pandemia es que las empresas no tienen protocolos para atender esta situación, y con toda razón, ya que parece sacado de un guión de apocalipsis zombie. Sin embargo, el aprendizaje es apoyarse de la experiencia de la salud ocupacional e implementar protocolos para atender a quienes contraen el virus y minimizar el contagio del resto. Además aplicar procesos de prevención en todos los ámbitos.
Las medidas preventivas de la salud ocupacional reducen los índices de siniestralidad laboral, lo que evita alteraciones en la producción o procesos, y con ellos los costos administrativos y legales.
El COVID-19 afecta a todo el mundo, pero quienes son más vulnerables para recuperarse son aquellos que tengan bajas las defensas del sistema inmunológico, ya que es una infección respiratoria que afecta los pulmones. Cuando los colaboradores tienen mejor sistema inmunológico, tendrán más probabilidades de enfrentar ésta y otras enfermedades.
Además de subir las defensas, este ejercicio de prevención ayudará a las empresas a mapear la salud de sus empleados para entender y proyectar siniestralidad y ausentismo, y definir políticas de mejora.
El COVID-19 es de esos virus que sobrevive por días en diferentes superficies, y cuando un colaborador toca ese material y luego se lleva las manos al rostro, podría contagiarse ya que esta enfermedad entra por ojos, nariz o boca. El coronavirus sobrevive en las siguientes superficies:
Curso de “PROTECCIÓN RADIOLÓGICA ” , este curso es válido para la obtención de la Autorización de Desempeño para las personas que utilizan Equipos de Rayos X o Fuentes Radiactivas (Instalaciones Radiactivas de 1ra, 2da y 3ra Categoría), de acuerdo a la exigencia del Decreto Supremo N°133 del Ministerio de Salud ”Reglamento sobre Autorizaciones para Instalaciones Radiactivas o Equipos Generadores de Radiaciones Ionizantes, Personal que se desempeñe en ellas u opere tales Equipos y otras.
En el marco de la alerta Sanitaria y la situación mundial producida a causa del virus Sars cov-2, por medio de la circular del Minsal 0010 del 19 de Junio de 2020. IPR modifica temporalmente sus cursos presenciales de Protección Radiológia (circular B33/Nº37 del año 2014) al formato Online/Sinscrónico.
Documento preparado por el Ministerio de Salud, que pretende ser una herramienta normativa y unificadora de criterios en el proceso de identificación y evaluación de la exposición a agentes Citostáticos en los puestos de trabajo y las tareas laborales de los Centros de Quimioterapia, como también su control y seguimiento. (más…)