Las infecciones intrahospitalarias son un problema de salud pública, y el riesgo es más alto es en los pacientes que están en cuidados Intensivos, sala de operaciones, los recién nacidos o heridos por quemaduras.
Es bien conocida la acción no selectiva de los fármacos citostáticos: corresponde a los efectos que tienen tanto sobre células malignas como células sanas.
Esta constatación sigue siendo un problema a nivel de prevención en el ámbito sanitario. Los efectos adversos no afectan solo a los pacientes sino también a los profesionales que manipulan los tratamientos de quimioterapia (entre otros).
“A pesar de que se han establecido muchos protocolos de actuación, manuales de procedimiento y han mejorado de manera importante las medidas preventivas y de protección, basadas a menudo en innovaciones tecnológicas, se ha constatado la presencia de citostáticos en aire y en la orina de persones supuestamente expuestas, en el suelo, en superficies de trabajo, en guantes y en superficies de viales.”
Las consecuencias de la exposición repetida a citostáticos pueden ser leves hasta graves, ¿cuáles son en concreto?
Los citostáticos o los fármacos biopeligrosos de forma más general, pueden contaminar a los profesionales sanitarios de 3 formas distintas:
Es la capacidad que tiene un agente químico, biológico o físico para dañar al ADN.
Desde hace años, se sabe que los medicamentos peligrosos pueden provocar este tipo de daños como lo comentaban varios estudios de expertos a finales de los 90:
“Cuando se tienen en cuenta todos los datos, el peso de las pruebas asocia las exposiciones a medicinas peligrosas en el trabajo con el aumento de la genotoxicidad.”
En el documento de consenso: Seguridad del paciente y del profesional sanitario en la preparación y administración de medicinas peligrosas, se da un dato concreto sobre la frecuencia de exposición que se requiere para ver aparecer efectos adversos debidos a los medicamentos biopeligrosos:
“En un estudio realizado en 2010 en EE. UU. se concluyó que, a partir de 100 exposiciones a medicinas peligrosas por manipulación, el riesgo de anormalidades en los cromosomas 5 y 7 aumentaba significativamente”.
2. Riesgo de teratogenicidad y toxicidad reproductiva
La teratogenicidad es la capacidad que tiene un fármaco para causar daño al feto en cualquier etapa de su desarrollo.
Respecto a la función reproductora, una revisión de 14 estudios describió una asociación entre la exposición a medicamentos antineoplásicos y los efectos adversos sobre la función reproductor.
3. Riesgo de carcinogenicidad
Es la característica que tiene un medicamento en provocar la formación de neoplasias cancerosas.
En varios artículos se ha abordado la relación de la aparición de cáncer con las exposiciones de los profesionales sanitarios a medicamentos antineoplásicos. Se ha descrito un aumento significativo del riesgo de leucemia entre el personal de enfermería de oncología.
4. Riesgo de toxicidad para órganos a dosis baja
Todos los fármacos tienen efectos secundarios, pero algunos presentan toxicidad en dosis bajas. El nivel de toxicidad representa una serie continua que abarca desde efectos relativamente no tóxicos hasta los efectos tóxicos que se producen en pacientes a dosis bajas (por ejemplo, unos pocos miligramos o menos).
Por ejemplo, la industria farmacéutica utilizó una dosis terapéutica diaria de 10 mg al día o 1 mg/kg al día en animales de laboratorio. Esta dosis causa toxicidad grave en órganos, toxicidad del desarrollo o toxicidad reproductiva para establecer los límites de exposición ocupacionales.
El Instituto Nacional para la Salud y Seguridad Ocupacional (NIOSH) es la agencia federal de Estados Unidos, encargada de hacer investigaciones y recomendaciones para la prevención de enfermedades y lesiones relacionadas con el trabajo.
La NIOSH identifica distintos niveles de peligro en función del riesgo, o riesgos combinados, que tiene un fármaco:
Las Notas Técnicas de Prevención tienen como objetivo ser el manual de referencia en el ámbito de prevención de riesgos laborales para cualquier sector.
Estas listas van actualizándose continuamente a medida que nuevos fármacos entren en el mercado y en función de la investigación que se lleva a cabo sobre los riesgos que conllevan.
Obviamente, las notas y documentos técnicos van dirigidos a los prevencionistas de riesgos laborales de centros hospitalarios. La aplicación de medidas creadas en base a la clasificación de medicamentos biopeligrosos concierne en prioridad al servicio de farmacia encargados de su preparación, y las unidades de enfermería que los administran, por ser los más expuestos.
Aunque se hable mucho del departamento de farmacia, así como los servicios donde se administran este tipo de fármacos, no hay que olvidar que el riesgo afecta a otras categorías de trabajadores:
“La exposición a citostáticos en el ámbito sanitario no implica exclusivamente al personal sanitario (áreas de preparación de citostáticos -farmacia- y de administración -enfermería) sino que también puede afectar al personal de suministro, recepción y almacenamiento, transporte, laboratorio y tratamiento de residuos, así como personal auxiliar y de la limpieza, por contacto con excretas de pacientes sometidos a quimioterapia o en caso de accidentes (vertidos, salpicaduras o punciones).”
En función de la clase del fármaco manipulado, la frecuencia y la duración de exposición del trabajador, así como de la inadecuación de las medidas barreras utilizadas, las consecuencias clínicas (de menor a mayor) son las siguientes:
Según la clase a la que pertenece, un fármaco biopeligroso se prepara o administra con medidas de protección distintas y adaptadas a los riesgos inherentes.
Se requiere el uso de EPIs (Equipos de Protección individual) que se componen de:
Además, en farmacia, la preparación tiene que hacerse en un entorno adaptado que conlleve en función del volumen preparado al día, una o varias campanas de flujo laminar o aisladores.
En lo que se refiere al material a usar para la manipulación de los fármacos, los Sistemas Cerrados para la Transferencia de Medicamentos peligrosos(SCTM o CSTD en inglés) son muy recomendados por ser complementarios y eficaces en la reducción de la contaminación.
El personal que lleva a cabo la administración debe ir provisto de bata y guantes con características semejantes a las mencionadas en el apartado de preparación.
Las enfermeras también tienen que usar SCTM para administrar la medicación citostática como es el caso principalmente en Hospital de día Oncológico y Oncología. Está demostrado que el uso de sistemas cerrados permite reducir el riesgo de contaminación en gran medida.
De forma general, para poder reducir la contaminación al nivel más bajo posible, las medidas de protección y la aplicación de las mismas tienen todavía un margen de mejora.
Si comparamos el ámbito de preparación y de administración, farmacia dispone en general de un desarrollo avanzado en sus recursos preventivos. Sin embargo, es posible adaptar todavía más las medidas para minimizar los riesgos.
Por otra parte, se espera una evolución más importante en los servicios de enfermería donde la consciencia del peligro es probablemente menor que en farmacia, pero también en los cuales los recursos son inferiores. En particular en las unidades donde se administran citostáticos presentes en las quimioterapias, es fundamental aumentar y priorizar las medidas de prevención para incrementar la seguridad de los trabajadores que están expuestos diariamente a este tipo de fármacos.
El aumento del uso de fuentes de radiación ionizante dentro de la industria trae consigo la implementación de técnicas y herramientas que ayuden a controlar y monitorear los efectos que dichas emisiones causan en el entorno y en las personas que operan de forma activa.
La dosimetría de radiación ionizante se encarga de medir la dosis absorbida por un material o tejido como consecuencia de su exposición dentro del campo de la radiación. En este sentido, la dosis absorbida se traduce como la cantidad de energía que ingresa por unidad de masa a un material o tejido irradiado.
Actualmente, existe tres parámetros indispensables e inalterables para realizar la medición de material radiactivomediante la dosimetría: tiempo de exposición, tasa de exposición y dosis absorbida.
Como parte de la seguridad radiológica de una empresa y/o industria que trabaja con energía ionizante, el uso de dosimetría ayuda a prevenir o limitar la aparición de efectos nocivos a causa de la radiación, así como la cuantificación de la dosis recibida por el personal expuesto.
La implementación de dosimetría radiológica para medir, prevenir y controlar los efectos de la radiación ionizante tiene aplicaciones estratégicas dentro del desarrollo de dicha actividad, donde la información es de vital importancia para la industria, el medio ambiente y la sociedad.
Se le llama radiografía a la generación de una imagen de la estructura interior de un cuerpo u objeto, utilizando Rayos X. Estamos familiarizados con la toma de radiografías para diagnóstico médico. Sin embargo, solo los que se encuentran en el medio conocen el uso de radiografías para uso industrial.
La radiografía industrial utiliza Rayos X para capturar imágenes de componentes metálicos e inspeccionarlos. Esto generalmente forma parte de los procesos de control de calidad en fábricas y ensambladoras de la industria automotriz, aeroespacial y química, entre otras.
Existen dos tipos de radiografías para uso industrial. Una es la convencional, que utiliza película física para plasmar la radiografía. Por otro lado, se encuentra la radiografía digital, que utiliza un panel digital para capturar y guardar la imagen que se podrá analizar directamente en la pantalla de una computadora.
La tecnología de radiografía digital ha avanzado tanto que permite sacar imágenes 3D con equipos de Tomografía Computarizada (CT). Asimismo, brinda una mejor resolución y flexibilidad de perspectiva para, no solo detectar defectos en piezas, sino:
Una de sus principales ventajas de la radiografía digital industrial es que se cataloga como un ensayo no destructivo. Es decir, no altera de ninguna manera el producto. Esto resulta perfecto tanto para la seguridad del personal como para la seguridad e integridad de cada pieza que se analice.
Por otro lado, la radiografía digital resulta más económica que la radiografía convencional pues no utiliza consumibles (película). Además, al enviar la radiografía directamente a una pantalla de computadora, esta se guarda automáticamente, creando una base de datos. Y, gracias a la practicidad de las computadoras, la radiografía puede ser analizada más rápidamente por todo el personal necesario, ya sea en el lugar o enviando la imagen vía internet.
La sociedad ha llegado a acostumbrarse a desechar prácticamente todo lo que utiliza, sin considerar futuros impactos. Hoy, la realidad ha chocado fuertemente ante un escenario que no se puede desconocer: ¡nos estamos llenando de basura!, lo cual está incidiendo directamente sobre la vida cotidiana de cada persona y de otras especies. (más…)
Como ya sabes, una clínica dental genera residuos y, al tratarse de un centro sanitario, hay que tener especial precaución a la hora de manipular cada uno de ellos. Pero ¿qué tipo de residuos generas en tu clínica? ¿Qué hay que hacer con cada uno de ellos?
Los residuos que genera una clínica dental se clasifican en cuatro grupos:
Este tipo de residuos se pueden manipular en tus instalaciones con las mismas precauciones que los urbanos,siempre y cuando se encuentren dentro de bolsas homologadas. No obstante, según los organismos competentes, es recomendable el uso de bolsas amarillas de galga 220 mg/cm2 y 55 micrómetros.
Dentro de este grupo se encuentran los siguientes residuos: agujas y material punzante (deben almacenarse en contenedores amarillos con capacidad de 1 a 10 litros), residuos que contengan sangre, residuos anatómicos como dientes o restos tisulares, residuos infecciosos procedentes de pacientes con VIH o hepatitis vírica, entre otras enfermedades (deben almacenarse en contendores negros con capacidad de 30 a 60 litros).
Para tratar cada uno de estos residuos, se identifica y separa cada uno de ellos, se recogen en recipientes rígidos e irrompibles y se utilizan envases homologados. Además, se almacenan en espacios destinados única y exclusivamente para ellos.
Debes saber que, como propietario o director de clínica, la gestión de residuos clínicos es una de tus responsabilidades. Nuestra recomendación es que, al tratarse de residuos tóxicos, delegues esta tarea en empresas expertas.
Al hablar de desechos hospitalarios nos referimos a todo aquel residuo que se genera en cualquier centro hospitalario. El Código de Salud determinó que el Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social es el ente encargado de dictar los parámetros para el manejo correcto de desechos hospitalarios. Conoce algunas recomendaciones a continuación.
Clasificación de los desechos hospitalarios
Desechos comunes (no médicos)
Son aquellos residuos que no representan ningún peligro para la salud y tienen similitud con los desechos domésticos comunes.
Desechos médicos
Son aquellos que son resultados de procedimientos relacionados con la atención a pacientes. Están clasificados en:
Residuos infecciosos y patogénicos
Estos son capaces de producir enfermedades infecciosos e incluyen:
Residuos no infectantes
No se consideran como peligrosos ni infeccioso, pero necesitan ser separados del resto de desechos:
Residuos radioactivos
Residuos utilizados en cualquier procedimiento con rayos X.
Separación de residuos
En el capítulo 3 artículo 14 del Código de Salud señala que cualquier entidad pública o privada que maneje este tipo de desechos debe separar en recipientes identificados y empaquetados para un manejo fácil y asegurarse de que de esta forma no sean susceptible a alguna rotura y así evitar derrames. Los desechos deben ser separados según la siguiente clasificación:
Empaquetado e identificación correspondiente
Esto es responsabilidad directa del hospital. Para los desechos infecciosos deberá tener una etiqueta impresa donde se anotará el nombre de la institución, fecha y hora de la recolección, procedencia interna del hospital, operador responsable, hora de recepción en el lugar temporal del hospital, fecha y hora de salida para el tratamiento de estos residuos.
Los desechos especiales deberán agregar a la etiqueta, además de la información antes mencionada, la fecha y hora de salida para su disposición en el relleno sanitario correspondiente. En lugar de esta aclaración, los desechos radiactivos deberá tener anotada la fecha y hora de salida en la que se pone a disposición del Ministerio de Energía y Minas.
Estos parámetros sobre el manejo correcto de desechos hospitalarios fueron creados con el objetivo de prevenir, disminuir y controlar el riesgo de accidentes, tanto para pacientes como a personal médico. Además de esta forma también se está disminuyendo la contaminación ambiental.
El almacenamiento de sustancias peligrosas en un determinado almacén requiere del cumplimiento de una serie de normativas para reducir el riesgo de accidentes que afecten a la salud de los empleados y al medio ambiente. Hay algunos productos químicos que no suponen ningún riesgo por sí mismos, pero que al entrar en contacto con otras sustancias pueden causar reacciones muy peligrosas. Es por ello que resulta tan importante prestar atención a una serie de consejos para almacenar este tipo de sustancias.
Lo primero y más importante es determinar el nivel de peligrosidad de las sustancias a almacenar. Los productos catalogados como “peligrosos” se pueden dividir en un total de cinco categorías: comburentes, inflamables, tóxicos, explosivos o corrosivos. Los productos químicos de cada una de estas categorías tienen que almacenarse de manera separada y adecuadamente etiquetados, advirtiendo de su nivel de riesgo.
Para el almacenamiento de sustancias peligrosas la mejor opción es acondicionar las instalaciones. La unidad debe contar con un buen sistema de ventilación. De lo contrario, el almacenamiento de productos tóxicos o inflamables puede generar lo que se conoce como atmósfera explosiva. Por supuesto, hay que evitar cualquier foco de calor y contar con las últimas medidas contra incendios disponibles.
Más allá de acondicionar las propias instalaciones, es condición indispensable utilizar los sistemas de almacenamiento adecuados para productos químicos. Si estos productos son peligrosos, el recipiente tiene que estar homologado y conservarse en lugares protegidos tanto del calor como del frío. Además, un envase de este tipo debe contar con un cierre de seguridad automático.
Respecto a los empleados del almacén, todos ellos deben conocer cuáles son los procedimientos para el almacenaje y la manipulación de productos químicos. Es esencial que cuenten con formación y experiencia en este ámbito, de forma que conozcan todos los riesgos. Además, la compañía tiene que establecer un protocolo de emergencia si ocurre cualquier tipo de incidente.
Y, por último, cabe destacar la importancia de mantener el stock de sustancias peligrosas al mínimo, de modo que en el almacén solo haya la cantidad de productos que exige la normativa.
Cuando hablamos de seguridad radiológica nos ponemos serios ya que es una de las áreas en la cual tenemos que tener un especial cuidado a la hora de desarrollar nuestra tarea. Los beneficios para la salud de las pruebas de diagnóstico por imagen son un hecho indiscutible en la medicina moderna pero si existiese una exposición médica que no pueda justificarse deberá ser prohibida. Hoy en día se hace mucho hincapié en radioprotección del paciente no debemos confiarnos y ser lo más cautos posibles.
Hay dos principios básicos en radioprotección recomendados por la ICRP (Comisión Internacional de Protección Radiológica) para exposiciones médicas.
Con la optimización del proceso de imagen tenemos que intentar que las dosis sean lo más bajas posibles sin afectar a la calidad diagnóstica del estudio realizado (criterio ALARA).
Como normas específicas de la radioprotección debemos de tener en cuenta las siguientes consideraciones:
Nosotros como responsables de la realización de las pruebas y tenemos que hacer que se cumplan estos criterios y en todo momento velar por la seguridad del paciente dentro de la sala donde se va a realizar la exposición a la radiación.
Las zonas de trabajo deben de estar debidamente señalizadas tanto para el personal expuesto como para el paciente que sepa que esa puede ser una zona vigilada, controlada, de permanencia limitada o prohibida. El riesgo de que un paciente cuando es llamado a hacer una prueba desde la sala de espera, dependiendo del diseño del servicio, ingrese en una sala que no corresponde es alto por eso se debe señalizar bien las zonas donde puede haber exposición a la radiación.
Siempre que sea posible utilizar el material de blindaje que tenemos en nuestro centro (chalecos plomados, protectores gonadales, collarines de tiroides) tanto para pacientes como acompañantes en caso de ser necesaria su intervención.
Colimar el campo de irradiación siempre, ajustar a la zona que corresponda para así evitar una radiación innecesaria del paciente y una mejora en la calidad de imagen.
En conclusión la exposición del paciente a radiaciones médicas (Rx, Tc, fluoroscopia etc.) como parte de su diagnóstico o tratamiento debe de estar debidamente justificada y a la hora de optimizar las exposiciones que recibe el paciente intentar irradiar lo mínimo posible sin que haya una pérdida de la calidad diagnóstica.
La teoría de la evolución de Charles Darwin se aplica hoy a las empresas con algunos cambios. Las únicas que sobrevivirán en el tiempo, no son las más fuertes, sino las más inteligentes, aquellas que entiendan que la clave de su supervivencia está en el desarrollo de una cultura de prevención para evitar que su operación completa caiga ante una pandemia como el coronavirus u otras situaciones que podrían venir después.
Prevenir no es tener una caja de geles antibacteriales para entregar cuando ocurra algo similar, sino desarrollar protocolos, hacer exámenes preventivos, cuidar -constantemente- la salud de los colaboradores, incluso mapear sus hábitos, para predecir la siniestralidad de la organización.
El COVID-19, también conocido como coronavirus, llegó a cambiar la realidad de la sociedad y de las empresas. Es imposible que las organizaciones vuelvan al lugar de antes, en el que la prevención era un gasto y no una inversión. Justamente esta nota es sobre la importancia de invertir en salud ocupacional en tiempos (y después) de coronavirus.
Si algo deja de lección esta pandemia es que las empresas no tienen protocolos para atender esta situación, y con toda razón, ya que parece sacado de un guión de apocalipsis zombie. Sin embargo, el aprendizaje es apoyarse de la experiencia de la salud ocupacional e implementar protocolos para atender a quienes contraen el virus y minimizar el contagio del resto. Además aplicar procesos de prevención en todos los ámbitos.
Las medidas preventivas de la salud ocupacional reducen los índices de siniestralidad laboral, lo que evita alteraciones en la producción o procesos, y con ellos los costos administrativos y legales.
El COVID-19 afecta a todo el mundo, pero quienes son más vulnerables para recuperarse son aquellos que tengan bajas las defensas del sistema inmunológico, ya que es una infección respiratoria que afecta los pulmones. Cuando los colaboradores tienen mejor sistema inmunológico, tendrán más probabilidades de enfrentar ésta y otras enfermedades.
Además de subir las defensas, este ejercicio de prevención ayudará a las empresas a mapear la salud de sus empleados para entender y proyectar siniestralidad y ausentismo, y definir políticas de mejora.
El COVID-19 es de esos virus que sobrevive por días en diferentes superficies, y cuando un colaborador toca ese material y luego se lleva las manos al rostro, podría contagiarse ya que esta enfermedad entra por ojos, nariz o boca. El coronavirus sobrevive en las siguientes superficies: