Quizás has escuchado en algunas páginas sobre los desechos peligrosos y no peligrosos. Pero ¿cuál es la diferencia? ¿por qué son peligrosos?
Muchos informes sobre la basura en Chile usan estos conceptos para clasificar ciertos tipos de residuos y dar cuenta del nivel de reciclaje que se desarrolla en nuestro país.
Además, esta distinción también esta presente en la ley chilena, ya que estos residuos requieren de una regulación especial. Aquí te explicaremos cuales son estos desechos peligrosos y cuándo podrías entrar en contacto con ellos.
Los residuos peligrosos son aquellos que poseen propiedades intrínsecas que los vuelven un riesgo para la salud y el medioambiente. Algunas de esas propiedades son la corrosividad, reactividad química, explosividad, toxicidad, inflamabilidad y radioactividad, entre otras.
Los contenedores donde se transportan estos residuos deben ir marcados con un etiqueta especifica, que tiene forma de un rombo de 4 colores. Puedes reconocer las propiedades peligrosas del desecho mediante este indicador
En Chile se producen 21,7 millones de toneladas de basura al año, el 3% corresponde a desechos peligrosos. Estos son muy variados, hay desde pilas hasta residuos de procesos químicos industriales.
Debido a su naturaleza, la disposición de estos desechos es muy sensible. Se han requerido varios años de legislación para crear un protocolo seguro y sano que garantice que no se vuelvan una amenaza para las personas.
Hay, eso sí, aún un problema. La categoría de residuos peligrosos es tan amplia, que algunos de los desechos que entran en ella si podrían ser revalorizados.
Esto afecta principalmente a los productos electrónicos, que contienen ciertos elementos peligrosos, pero en su gran mayoría tienen componentes que pueden reciclarse .
Días Seguidos
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14, 15 y 16 de Junio de 2021
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09, 10 y 11 de Agosto de 2021 |
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04, 05 y 06 de Octubre de 2021 |
Días Seguidos |
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13, 14 y 15 de Diciembre de 2021 |
Documento preparado por el Ministerio de Salud, que pretende ser una herramienta normativa y unificadora de criterios en el proceso de identificación y evaluación de la exposición a agentes Citostáticos en los puestos de trabajo y las tareas laborales de los Centros de Quimioterapia, como también su control y seguimiento.
Objetivo del Curso:
Proporcionar al personal de salud que tenga o pueda tener relación con fármacos citostáticos, los
conocimientos necesarios y las herramientas para que puedan desarrollar sus funciones
minimizando los riesgos laborales no sólo en las técnicas de preparación, transporte y
administración, sino en la formación en las medidas preventivas que se pueden aplicar pata
eliminarlos o minimizarlos, y las precauciones que hay que tener en cuenta para proteger la salud.
Dirigido:
La capacitación está dirigido a personal profesional / técnico / auxiliar, que se desempeña en el
área de salud clínica u hospitalaria.
Metodología Aplicada:
Presencial grupal. Modalidad activa para adultos, con participación interactiva, dinámica y permanente entre docentes y alumnos.
Los cursos se desarrollarán de manera teórico / práctica, siendo fundamental la vivencia de aprendizaje que contempla conversaciones interactivas entre alumnos y docentes, resolución de dudas y consultas, discusión y solución de casos prácticos, revisión de documentos y trabajos grupales y ejercicios de práctica, para su posterior comentario y análisis.
Contenidos:
Introducción a la Prevención de Riesgos Laborales
Higiene Industrial
Toxicología Laboral
Fármacos Citostáticos
Etapas en el Manejo de Citotóxicos
Fase Preparación
Fase de Distribución,transporte y administración
Fase de Eliminación
Normativa Vigente
Medidas Preventivas en la Manipulación de Fármacos Citostáticos
Programa de Curso
La manipulación de citostáticos es una actividad con un riesgo potencial asociado a estos medicamentos. Todas las operaciones de preparación de citostáticos deben realizarse en una cabina de seguridad biológica (CSB) cuyo diseño y funcionamiento garantice suficientemente tanto la protección del producto manipulado como la del trabajador, sumándose a esta necesidad la protección del medio ambiente laboral y comunitario.
En todos los casos debe procederse a una formación de los trabajadores para que además de conocer el riesgo, lo minimicen con métodos de trabajo adecuados.
La exposición del profesional a este tipo de fármacos no solo depende del numero de preparaciones por dia que se realicen sino, y, sobre todo, de la técnica personal de trabajo y de las precauciones que se tomen durante su manipulación.
Para poder hacer frente a la enfermedad del paciente oncológico de la mejor manera y atender todas sus necesidades, es necesario que todo el que intervenga en su tratamiento, esté en condiciones de desempeñar sus tareas a la luz de los conocimientos científicos mas recientes.
En los últimos años se han conseguido avances importantes, no solo en el campo de la investigación y la aplicación clínica , sino también , en el terreno de la practica clínica y farmacéutica , donde nos encontramos en una necesidad creciente de obtener conocimientos específicos para hacer frente a este requerimiento. De este modo el entrenamiento y la especialización son una prioridad. Cuando se centraliza el proceso de preparación de citostáticos, garantizar las condiciones de seguridad cobra cada vez mas importancia. La existencia de una unidad centralizada de preparación de citostaticos (UCPC) supone un gran beneficio tanto para el manipulador de este tipo de fármacos , al asegurar una mayor protección frente a sus efectos potencialmente tóxicos, como para aumentar la calidad asistencial de los pacientes. Las ventajas de una UCPC pueden resumirse de la siguiente manera:
· Proporcionan la máxima seguridad al personal sanitario frente a la exposición de citostaticos.
· Aumenta la calidad asistencial de los pacientes, estandarizando las normas de preparación y disminuyendo la carga asistencial del personal de las unidades de enfermería.
· Permiten optimizar los recursos: minimización de la contaminación y de los recursos materiales empleados.
· Aportan beneficios adicionales como asegurar la estabilidad y la esterilidad de los citostaticos preparados.
Para ello la UCPC deberá disponer de una cabina de seguridad biológica de flujo laminar vertical clase II tipo B o clase III.
CABINAS DE SEGURIDAD BIOLOGICA (CSB)
Conviene aclarar el concepto que incluye su denominación, seguridad biológica, referida a la protección que proporciona al trabajador y que está basada en la dinámica de los fluidos. Es habitual que estas cabinas sean denominadas “cabinas de flujo laminar“ que si bien alguno de sus tipos está dotada de este tipo de flujo, no debe asociarse al termino “flujo laminar” el de “seguridad biológica”, puesto que existen otros tipos de cámaras dotadas del mismo, que únicamente aseguran un flujo de aire limpio y sin turbulencias sobre el trabajo que se realice, pero que en ningún modo proporcionan protección al trabajador.
CSB Clase II B
Es un hecho aceptado que una buena parte de las lesiones adquiridas en los laboratorios son debidas, además de a los accidentes que pueden tener lugar (roturas, salpicaduras, cortes y pinchazos etc. )a la inhalación de aerosoles con potencialidad patógena que se podrían generar. Es evidente que la eliminación de la formación de aerosoles seria lo deseable, pero “no siempre es posible”. Ello conduce a otro tipo de actuaciones cuya misión es separar físicamente el material peligroso del trabajador. En este tipo de actuación se encuadra la utilización de las cabinas de seguridad biológica, que están proyectadas para ofrecer protección a la medicación, al usuario y al ambiente, de los riesgos asociados al manejo de materiales biológicos peligrosos.
Existen normas como la U. S. National Sanitation Foundation std. 49 (1976); Autralian Standard 2252 part 1 and 2 (1979 – 80); German Rearch Association (1979) RFA, que hacen referencia al uso, construcción y funcionamiento de estas cabinas, clasificándolas en tres tipos denominados Clase I, Clase II y Clase III.
CLASE I
Su fundamento es similar al de una campana de humos, es una cabina que trabaja a presión negativa y está abierta frontalmente. El aire procedente del local se introduce por la abertura frontal y es extraído al 100% de la misma.
Las diversas normas técnicas existentes proporcionan recomendaciones precisas sobre las dimensiones de la abertura frontal y la velocidad de entrada de aire que permiten asegurar un adecuado grado de protección para el trabajador Así, recomiendan velocidades de entrada de aire, para aberturas frontales no superiores a 20 cm. , de 0,4 m/seg (velocidades superiores a 1 m/seg. dan lugar a turbulencias y posibles retornos con lo que disminuiría el grado de protección proporcionado por la cabina ).
El aire extraído de la cabina es descontaminado antes de su vertido a la atmósfera a través de los filtros HEPA (High Eefficiency Particulate Air), filtros absolutos comprobados por test D. O. P., según normas MIL-F51068C y BS 3928 que dictaminan una eficacia mínima del 99,99% para partículas de 0,3 micras de diámetro.
El uso de estas cabinas no previene la exposición por contacto a materiales peligrosos. Así como tampoco garantizan la protección, en caso de que se requiera, del producto manipulado.
CLASE II
Este tipo de cabinas se desarrollo para proteger a los trabajadores de los materiales manipulados y para al mismo tiempo, proteger dichos materiales de la contaminación externa.
El área de trabajo es recorrida por un flujo descendente de aire filtrado estéril ( Flujo Laminar Vertical.)
La protección del trabajador viene dada por la creación de una barrera de aire formada por la entrada de aire desde el local, a través de la abertura frontal, y por el mencionado flujo descendente de aire filtrado estéril. Ambos flujos de aire son conducidos a través de unas rejillas situadas en la parte anterior y posterior del área de trabajo a un pleno desde el cual el aire es redistribuido. Un tanto por ciento del mismo es extraído mientras que el resto es recirculado sobre el área de trabajo.
El sistema de filtración ( Filtros HEPA) del aire puede variar según los fabricantes, pero tanto el aire recirculado como el extraído deben ser filtrados al menos una vez.
El ventilador o ventiladores fuerzan el paso del aire de la cabina y el que penetra por la abertura frontal, a través de rejillas situadas en la parte frontal y posterior del área de trabajo. Este aire es filtrado (Filtro HEPA ) y reconducido a la parte superior de la cabina donde una parte del aire filtrado estéril es recirculado y otra parte es extraído a través de un sistema de filtraciónpurificación del aire, gracias a otro ventilador que suele estar instalado en el exterior de la cabina.
La disposición de ventiladores y filtros debe asegurar que todas aquellas zonas del circuito de aire contaminado (no filtrado) se hallan a presión negativa, de modo que ante cualquier eventualidad el aire no pueda escapar al exterior de la cabina.
El volumen de aire extraído es equivalente al tomado en la abertura frontal.
CLASE II.: TIPO A
Aproximadamente un 70% del volumen de aire es recirculado sobre el área de trabajo, mientras que el 30% restante es extraído.
La velocidad de entrada de aire para aberturas frontales de 20 cm. debe ser como mínimo de 0,4 m/seg.
La velocidad de aire del flujo laminar descendente oscila según el diseño de la cabina, aunque es aconsejable, de media, un mínimo de 0,4 m/seg.
CLASE II: TIPO B
Aproximadamente un 30% del volumen total de aire es recirculado sobre el área de trabajo, mientras que en este caso el 70% restante es extraído.
La velocidad de entrada de aire para aberturas frontales de 20 cm. debe ser como mínimo de 0,5 m/seg.
La velocidad de aire del flujo descendente, en media, debe ser de 0,25 m/seg.
Ninguno de los dos tipos descritos (A y B) previene de las exposiciones por contacto a materiales peligrosos.
CLASE III
Estas son diferentes en concepto de las cabinas de clase I y II. En este caso la cabina esta herméticamente sellada, separando completamente al trabajador del trabajo que este realizando mediante barreras físicas( panel frontal completamente cerrado, manipulación a través de guantes de goma.)Este tipo de cabinas ofrece el grado máximo de protección al trabajador, obviando incluso la exposición por contacto.
La selección del tipo de cabina mas adecuado deberá basarse en los siguientes criterios:
1. Riesgos que presenta el material manipulado
2. Posible generación de aerosoles debido a las técnicas manipulativas empleadas
3. Grado de protección a obtener frente a la contaminación ambiental.
RECOMENDACIONES PARA EL USO DE C.S.B.
La superficie de trabajo debe ser impermeable a los liquidos, cambiándose después de cada sesión de trabajo o cuando se produzca un derrame.
No deberán cubrirse las rejillas de circulación del aire. Para cada cabina debe conocerse la “zona de partición de humos” ( zona en la que el aire estéril descendente se divide para seguir su recorrido a través de las rejillas anterior y posterior de las cabinas Clase II), ya que demarca la zona de trabajo.
Se ubicará todo el material a utilizar en el interior de la cabina antes de empezar a trabajar, situando el material contaminado en un extremo de la superficie de trabajo y el no contaminado en el extremo opuesto de la misma. De esta forma se evita que nada pase hacia dentro o hacia fuera de la misma hasta que el trabajo haya terminado.
Es recomendable que el material a introducir en la cabina esté libre de partículas, por ello debería limpiarse cuidadosamente antes de su introducción en la misma.
No es aconsejable introducir en la zona de trabajo materiales que emitan fácilmente partículas tales como, papel, cartón, madera, lápices…
Todos los productos de desecho se evacuarán de la cabina en recipientes impermeables y herméticos.
Los movimientos de brazos y manos en el interior de las cabinas han de ser lentos, ya que de lo contrario se crean corrientes de aire que rompen la laminaridad del flujo y pueden provocar la entrada o salida de contaminantes transportados por el aire.
Es posible que dentro de la CSB la calidad de aire no sea igual en todos los puntos ; por lo que será preciso trabajar a una distancia minima de 10 a15 cm. de todos los bordes laterales. En general, la zona de menor seguridad para el trabajador y el producto son los 8 cm más próximos a la abertura frontal.
Una vez el trabajo haya comenzado y sea imprescindible la introducción de un nuevo material, se recomienda esperar unos minutos antes de reiniciar la tarea. Ello permite la estabilización del flujo de aire. Cuanto más material se introduzca en la CSB, la probabilidad de provocar turbulencias de aire se incrementa.
Es importante evitar al máximo corrientes de aire ambiental provenientes de puertas o ventanas abiertas, movimientos de personas, sistemas de ventilación del laboratorio, etc. que perturben el flujo establecido en el interior de la CSB. Si se produce un vertido accidental de material biológico se recogerá inmediatamente, descontaminando la superficie de trabajo y todo el material que en ese momento esté dentro de la CSB.
Una vez finalizado el trabajo, limpiar el exterior del material que se halla contaminado, vaciar la CSB por completo de cualquier material, limpiar la superficie de trabajo con agua jabonosa y para la desinfección utilizar tejidos estériles de un solo uso que no cedan partículas ni fibras, ligeramente humedecidos con alcohol de 70º. La ASHP (American Society of Health-System Pharmacists) y la OSHA (Occupational Safety and Health Administration) recomiendan que la cabina permanezca en funcionamiento con el ventilador en marcha las 24 horas del día durante los 7 días de la semana. Si la cabina no funciona las 24 horas seguidas debe conectarse el flujo de la cabina al menos 20 minutos antes de comenzar y 20 minutos después de finalizar el trabajo para permitir un barrido de todas las partículas en suspensión y a continuación se cerrará la apertura frontal.
La luz ultravioleta, presente en algunas CSB, tiene poco poder de penetración por lo que su capacidad descontaminante es muy limitada, además de constituir una fuente de accidentes por exposición, por lo que debería evitarse su empleo.
PROTECCION DEL MANIPULADOR.
· GUANTES.
Deben ser quirúrgicos del átex. No deben utilizarse guantes delgados de cloruro de polivinilo (PVC), puesto que son permeables a ciertos preparados, ni tampoco guantes empolvados ya que atraen las partículas de citostaticos.
Hay que emplear doble guante o, preferentemente guantes de doble grosor ( aprox. 0,45 mm en los dedos y 0,27mm en la palma de la mano)
sobre todo para limpieza de superficies, materiales y envases que contengan residuos de citostáticos y especialmente, cuando hay riesgo de exposición por algún derrame.
Ningún guante es completamente impermeable a todos los citostaticos. La permeabilidad depende del tipo de medicamento, tiempo de contacto y además del grosor, material e integridad del guante.
Los guantes deben cambiarse aproximadamente cada 30 min. cuando se trabaja de forma continua con citostaticos, e inmediatamente, cuando se contaminen con alguno de ellos, cuando se rompan o al finalizar la sesión de trabajo.
· BATA.
El personal que manipula agentes citostaticos debe usar bata de protección, preferentemente de un solo uso, de baja permeabilidad, con la parte delantera reforzada y cerrada, mangas largas y puños elásticos ajustados.
Si existe exposición se cambiara la bata lo antes posible.
· MASCARILLA.
En general, es recomendable que utilice mascarilla todo el personal que trabaje en el área de flujo laminar. Para ello se dispondrá de mascarillas de protección respiratoria que cumplan con la normativa vigente. Las mascarillas quirúrgicas no ofrecen protección respiratoria frente a los aerosoles citostaticos.
· GAFAS.
No es necesario utilizar gafas de seguridad ( con protectores laterales) como medida complementaria cuando se trabaja en una cabina de seguridad biológica, ya que esta viene dotada de pantalla protectora.
· GORRO.
Todo el personal que trabaje en el área de flujo laminar utilizara gorro desechable. El gorro se colocara antes que la bata.
MANEJO DE CITOSTATICOS.
Dado que las células cancerosas apenas se diferencian fisiológicamente de las sanas, los citostáticos no actúan solo sobre aquellas, sino sobre todas las células que se están dividiendo.
Estos efectos secundarios negativos se manifiestan no solo en pacientes tratados con quimioterapia, sino que suponen también un peligro para la salud del personal sanitario, sobre todo, en las áreas de preparación de citostáticos (farmacia) y de administración (enfermería.).
Para garantizar la máxima protección del personal, es necesario recurrir simultáneamente a mas de un mecanismo de protección, con el fin de que los citostáticos deban superar varios obstáculos para poder actuar nocivamente sobre el personal. Es particularmente importante que la organización en el manejo de los citostáticos sea la adecuada ya que el mejor equipo de protección no sirve de mucho si el personal no esta convenientemente instruido para el manejo de sustancias críticas.
La preparación debe realizarse conforme a las instrucciones de uso, de acuerdo con las Normas de Correcta Fabricación (NCF)y exclusivamente por personal cualificado. La preparación de soluciones citostáticas debe tener lugar en una cabina de seguridad biológica (CSB) y debe estar claramente separada de zonas donde se realicen otras actividades.
Al local de preparación solo deberá tener acceso el personal autorizado y debidamente cualificado.
En los lugares donde se trabaje con citostáticos no esta permitido comer, beber, fumar y tampoco deberán guardarse alimentos.
Todo el personal que maneje citostáticos, debe someterse a revisión medica con regularidad, por lo menos una vez al año como parte de programas de salud.
Deberán establecerse instrucciones de uso o de trabajo diferenciadas para todos lo sectores donde se manejen citostáticos. Las instrucciones deben contener los siguientes puntos:
1. Efectos del medicamento. Riesgo para las personas y el medio ambiente.
2. Manejo general.
3. Actuación en caso de peligro.
4. Medidas de primeros auxilios.
5. Limpieza de derrames.
6. Eliminación adecuada de residuos.
7. Documentación relativa al personal y al puesto de trabajo que desempeña.
El citostático, listo para su uso, debe estar perfectamente identificado para evitar confusiones, para ello se editarán etiquetas en las que figure el nombre y la ubicación del paciente, también el nombre comercial y principio activo del fármaco, dosis y tipo de suero en el que va diluido, fecha de preparación y estabilidad de la mezcla. Una vez editadas las etiquetas, se procede a preparar los sueros y fármacos que se necesiten, así como resto de material.
Presentación de citostáticos:
· Ampollas
Cuando se utilice ampolla se evitara que quede fármaco en el cuello girándola dos o tres veces. Se limpia el cuello y la parte superior de la ampolla con una torunda impregnada en antiséptico ( alcohol de 70º ) y se deja secar.
Para romperla se la rodea con una gasa, así se evitan proyecciones accidentales de medicamento y que el manipulador se corte. Hay que controlar que no caigan restos de cristal dentro de la ampolla y como precaución cargarla con la aguja apoyada en la pared inferior y con el bisel hacia abajo. De esta manera se evitara la introducción en la jeringa de los fragmentos de cristal que se hallan formado al abrir la ampolla y estén sobrenadando en el liquido.
· Liofilizados
o Vial con vacío
En este caso, usando un trasvasador, se reconstituyen con el volumen de suero que acepten, hasta que pierdan el vacío y después se trasvasa de nuevo al suero, o, utilizando dispositivos de desahogo de la presión, como p. ej. los filtros de venteo provistos de membrana hidrófoba.
o Vial sin vacío
Si se dispone de filtros de venteo, se operará directamente puesto que se van equilibrando las presiones, impidiendo la formación de aerosoles. Si no se dispone de filtros se monta la aguja en la jeringa con conexión luer-lock (se usará una jeringa cuyo volumen sea mayor que el que vamos a usar, de modo que solo se ocupen las ¾ partes de la capacidad total de la jeringa).
Para los viales ya reconstituidos se procederá de la forma siguente:
1. Retiramos el émbolo de la jeringa hacia atrás hasta el volumen que queramos utilizar, de modo que nos quede en la jeringa los mismos cc. de aire que de citostático a extraer.
2. Se introduce la aguja con un angulo de 45º respecto de la superficie del tapón del vial, manteniendo el bisel hacia arriba, cuando haya penetrado la mitad del bisel la aguja se dispondrá de forma perpendicular al tapón.
3. Invertiremos el vial y se procederá a cargar su contenido intercambiando el citostático del vial por el aire de la jeringa, empezando siempre por extraer una pequeña cantidad de citostático dejando que el émbolo se recupere y repitiendo esta operación hasta conseguir el volumen deseado.
4. Antes de retirar la aguja del vial se extrae una pequeña porción de aire para crear una presión negativa en el interior y así evitar la formación de aerosoles y el goteo de la aguja. Para la reconstitución de liofilizados el diluyente será introducido lentamente haciendolo resbalar por las paredes del vial y dejando que el émbolo retroceda para mantener las presiones equilibradas, de esta forma permitiremos salir el aire que va desplazando la progresiva entrada de disolvente y así obtendremos una jeringa con aire y un vial con la solución. Sin retirar la aguja del vial, se agita suavemente, inclinandolo para favorecer la mezcla y no crear burbujas. A continuación invertiremos el vial y procederemos a cargar su contenido en la jeringa de igual forma que hicimos con los que vienen ya reconstituidos. Una vez obtenido el volumen deseado, se inyectará en el suero, se pondrá la etiqueta identificativa y se enviará al servicio correspondiente.
NORMAS GENERALES DE TRABAJO PARA LA MANIPULACION DE MEDICAMENTOS CITOSTATICOS.
• Lavado de manos antes de poner y después de quitarse los guantes.
• No tapar aguja con el capuchón, se desechará directamente para evitar riesgos de pinchazos.
• Utilización de jeringas y equipos i.v. con conexión Luer-Lock.
• Para cada citostático distinto utilización de jeringas y agujas nuevas.
• Para la manipulación de viales igualar presiones mediante filtro hidrófobico o
utilizando la técnica de la presión negativa.
• Antes de abrir una ampolla garantizar que no quede líquido en su extremo superior.
• Utilización de jeringas de tamaño adecuado para no ocupar mas de las ¾ partes de su capacidad.
• Si el citostático se administra en jeringa (bolus o i.v. directa), quitar la aguja y colocar un tapón hermético para su dispensación.
• Si el citostático va en suero o en bolsa limpiar el punto de adición con alcohol de 70º y proteger con cierres herméticos.
• Todos los agentes citostáticos manipulados en unidades de hospitalización deben ir correctamente etiquetados e identificados.
• Los citostaticos fotosensibles se protegerán con una bolsa fotoprotectora.
EXPOSICIONES ACCIDENTALES.
Ante la posibilidad de un derrame accidental durante la preparación, administración o transporte de los medicamentos citostáticos, se debe disponer de un equipo mínimo necesario para cubrir estas contingencias.
Para ello resulta útil disponer de kits de limpieza que contengan:
1- Guantes de protección impermeables (dos pares). Al no ser necesaria la tactilidad requerida en las manipulaciones convencionales, debe sacrificarse ésta frente a las propiedades de consistencia e impermeabilidad.
2- Bata de protección impermeable.
3- Gafas protectoras con protección lateral.
4- Máscara de protección respiratoria provista de filtro de alta eficiencia para partículas sólidas y líquidas.
5- Calzas.
6- Paños absorbentes en cantidad suficiente (celulosa o similares).
7- Recogedores pequeños de plástico y pinzas para recoger fragmentos de vidrio.
8- Bolsas de cierre fácil con rotulación de “citostáticos“.
9- Señalización de peligro.
Derrames en el interior de la CSB
Si se trata de pequeños derrames hay que mantener el flujo de aire vertical, cubrir con gasas húmedas el polvo o cristales esparcidos. Si el derrame es de un citostático líquido absorber con un papel o gasas secas. Con la ayuda de las gasas hay que introducir los residuos en bolsas de plástico, cerrarlas y echarlas al contenedor.
Finalmente debe lavarse la superficie afectada con alcohol de 70º.
Para el caso de grandes derrames hay que seguir los mismos pasos que en el caso anterior pero se debe limpiar también las superficies interiores de la cabina. Se puede proceder a la neutralización química con el correspondiente neutralizante químico si lo hay, siempre y cuando no deteriore la superficie afectada. No usar la CSB si el derrame afecta al filtro HEPA.
Derrames fuera de la CSB
Si se derrama citostático en solución o en polvo será necesario aislar la zona donde se hubiera producido el accidente, señalizarla y proceder a su limpieza inmediata. Durante la limpieza el personal llevará bata de protección, calzas, guantes, gafas y mascarilla.
Si el producto es susceptible de neutralización deberá neutralizarse antes de proceder a su retirada. Esta desactivación química se llevará a cabo añadiendo al vertido una cantidad de neutralizante ligeramente superior al volumen de citostático derramado (la eficacia de los neutralizantes químicos en los derrames no esta totalmente demostrada en todos los casos, no obstante, su utilización está recomendada por el National Institute of Health).
La superficie contaminada debe cubrirse cuidadosamente con una capa de celulosa impermeable por una cara u otro material absorbente para poder recoger la sustancia sin producir salpicaduras. Para ello deben emplearse paños de celulosa secos si el material derramado es líquido y embebidos en agua o neutralizante si es sólido. Se limpiara el área contaminada y posteriormente se realizarán tres aplicaciones consecutivas de alcohol de 70º sobre la zona contaminada. De ningún modo deberá rociarse agua directamente ni se utilizarán escobas ni aspiradores por el r iesgo de levantar polvo o generar aerosoles.
A la hora de quitarse el equipo de protección personal debe prestarse un cuidado especial para evitar el contacto del material derramado o posibles restos de él con la piel o los ojos.
Todo material procedente de la limpieza del vertido se eliminará introduciéndolo en contenedores rígidos, de un solo uso, estancos, dotados de cierre hermético y adecuadamente señalizados. Estos contenedores serán introducidos, a su vez, en otros más grandes (30 – 60 l) de sus mismas características para su eliminación. El material de limpieza de vertidos accidentales deberá ser especifico y exclusivo para este fin.
Contacto con piel o mucosas
En caso de contaminación de la piel con citostáticos, la norma general es lavar con agua fria de forma intensa la zona durante diez o quince minutos. Si el contacto se produce en los ojos, lavar inmediatamente con agua abundante durante quince minutos y consultar con el oftalmólogo.
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24 y 25 de Mayo de 2021
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(más…)
“La esterilización con vapor de mascarillas quirúrgicas tipo FFP2 y FFP3 mantiene el efecto protector de su filtro y la capacidad respiratoria del usuario, garantizando así su total seguridad”.
Siga siempre las siguientes medidas de protección para esterilizar y reutilizar mascarillas:
No reutilice mascarillas sucias.
Coloque las mascarillas en el esterilizador y active el programa de ciclo a una temperatura de 121° C. La carga óptima aproximada permite reprocesar de 40 a 60 mascarillas por cada ciclo de esterilización (dependiendo del tamaño de la mascarilla).
Mascarillas quirúrgicas
Las mascarillas quirúrgicas (que protegen boca y nariz mediante múltiples capas ajustadas) sirven para prevenir la transmisión del spray de gotitas infecciosas liberadas por un portador hacia otra persona. La mascarilla está destinada a evitar la inhalación de estas gotitas de otras personas o su transmisión a membranas mucosas y heridas de terceros.
Se recomienda usar solo una vez las mascarillas quirúrgicas, pero en caso de necesidad urgente (ausencia de ellas), es posible reutilizarlas, previa esterilización con vapor en un ciclo a una temperatura de 121° C. Preste atención a las medidas de protección y de manejo descritas anteriormente.
Un autoclave que esterilice a vapor permite reutilizar mascarillas y prendas médicas.
Mascarillas FFP2 y FFP3
La esterilización con vapor de las mascarillas tipo FFP2 y FFP3 (de un solo uso) mantiene tanto el efecto protector de su filtro como la capacidad respiratoria del usuario y, por lo tanto, garantiza su total seguridad para un uso posterior.
Ropa protectora
La ropa normal que se usa en la clínica no ofrece ninguna protección especial y debe cambiarse a diario o cuando tenga suciedad visible o esté expuesta a una posible contaminación. Si usa ropa protectora reutilizable, especialmente para tratamientos con agentes patógenos que contienen aerosoles, debe estar consciente de que esta ropa se contamina, por lo que debe ser sometida a la desinfección higiénica correspondiente (térmica o quimiotérmica).
Los esterilizadores de Clase B son especialmente útiles para esterilizar uniformes médicos: ¡Simplemente, coloque sus uniformes en el esterilizador, programe el ciclo B-Universal a 121° C y deje que el dispositivo elimine todos los microorganismos! Un detalle importante: utilice en la consulta SOLO prendas estériles SECAS.
Desde que Röntgen descubriera los rayos X en diciembre de 1895, la radiología se ha convertido en una de las principales herramientas para el diagnóstico y tratamiento de innumerables enfermedades. Sin embargo, ningún procedimiento médico está exento de riesgos, y el de una exposiciòn inadecuada a radiación no es menor.
Se estima que el riesgo adicional de cáncer por la práctica de una radiografía sería de 1/1.000.000, mientras que el de una TC de abdomen, por ejemplo, supone un incremento de riesgo de 1/2000. Considerando que el riesgo de la población general de padecer cánceres es de un 25%, el incremento de riesgo individual por estudios radiológicos es escasamente significativo, de forma que, para un caso concreto el balance beneficio-riesgo favorece abrumadoramente al beneficio. Sin embargo, cuando este factor casi despreciable se multiplica por el formidable número de tomografías anuales practicadas a la población, se convierte en estadísticamente significativo. Hoy se admite que la irradiación diagnóstica con fines médicos supone un riesgo para la Salud Pública.
La protección radiológica es un aspecto central de la seguridad de los pacientes en radiología diagnóstica e intervencionista. Los tres principios fundamentales de la protección radiológica son: a) la justificación del procedimiento; b) la optimización, y c) la aplicación de dosis tan bajas como sea razonablemente posible (ALARA) por sus siglas en inglés “As Low As Reasonably Achievable”.
Recomendaciones:
Las principales sociedades de radiologìa del mundo han establecido diferentes recomendaciones para la radioprotección de los pacientes, dentro de las que se encuentran las siguientes:
Las tomografías deberían limitarse a lo estrictamente necesario) Para alcanzar este objetivo resulta fundamental la comunicación entre los especialistas en imágenes y los médicos que derivan a los pacientes. De este intercambio y de la mayor conciencia de estos últimos puede surgir la real necesidad del estudio, pudiendo plantearse alternativas diagnósticas que minimicen la irradiación, sobre todo en niños.
Las técnicas de exposición deben ajustarse especialmente en los pacientes pediátricos.Los niños suelen recibir dosis innecesariamente altas cuando la configuración del tomógrafo está preparada para un adulto.
Debe garantizarse que el personal técnico se encuentre debidamente entrenado
La tarea de optimización es comúnmente llevada a cabo cuando el equipo ya está instalado y debería involucrar a especialistas en imágenes, físicos especializados y técnicos con experiencia.
Para ello, los centros deben contar con la asistencia de expertos (ej: ingenieros, físicos) que determinen los parámetros apropiados a monitorear.
Desde el descubrimiento de las aplicaciones diagnósticas médicas y terapéuticas de las radiaciones ionizantes, siempre ha existido una ciencia en paralelo para la necesaria protección radiobiológica tanto de las personas atendidas, tratadas o los profesionales sanitarios que han hecho uso de esta tecnología. Esta revisión incide en la capacidad de adaptación de las medidas de seguridad a las nuevas tecnologías como la imagen molecular que han aparecido en las últimas décadas para el creciente número de profesionales sanitarios que han llevado a cabo las exploraciones y tratamientos con el uso de radiaciones ionizantes.
Introducción:
Históricamente, médicos, tecnólogos, enfermeras y otro extenso grupo de profesionales han estado relacionados con el uso de las radiaciones ionizantes con finalidades médicas y terapéuticas, especialmente en los campos como la radiología intervencionista y la cardiología. La especialidad ha experimentado un demanda exponencial de exploraciones y terapéutica en el campo de la oncología y la medicina nuclear. Desde sus inicios a finales de los 30, la reducción de la dosimetría de los profesionalmente expuestos ha ido decreciendo también al ritmo que marcaban las innovaciones tecnológicas y aplicaciones médicas. En cuestión de 30 años las dosimetrías efectivas detectadas bajaron de una media de 70 mSv por persona/año a menos de 1 mSv, con excepción de los profesionales expuestos a técnicas intervencionistas.
A continuación se describe la evolución de la protección radiológica de los profesionales sanitarios de modo cronológico y atendiendo a los diferentes descubrimientos, desarrollo y aplicaciones, reconocimiento del control de las medidas según el riesgo y optimización de las medidas de protección radiológica.
Antes de 1895 (Pre rayos X):
Los primeros descubrimientos en el campo de las radiaciones ionizantes como el tubo de Crooks (1879) pusieron en alerta la comunidad científica por la aparición de enfermedades como el cáncer de pulmón en mineros por la inhalación de gas radón.
Década del descubrimiento de los rayos X (1895-1914):
Según iban apareciendo los descubrimientos de Röntgen, Becquerel y Curie, también las dudas sobre los efectos adversos que esta energía desconocida podía tener sobre la salud de los que estaban en contacto. Los primeros tratamientos con radiaciones ionizantes aparecen en las publicaciones de 1904. La fascinación e interés económico por la industria emergente hicieron eclipsar los efectos nocivos que no aparecieron de manera inmediata, y en un principio no fueron atribuidos a los efectos radiobiológicos. Las primeras quemaduras y dermatitis debidas a la exposición fueron ya relatadas en 1896. Edison posteriormente relató lesiones oculares y ulceraciones cutáneas relacionadas por la exposición a esta nueva energía: Su asistente falleció a los 39 años por un carcinoma metastásico. Morton y Tesla experimentaron también irritación ocular relacionada con la exposición a fluorescencia. Becquerel y Curie reportaron también eritemas relacionados con la manipulación de material radiactivo. La Sociedad Röntgen en 1897 en su primer año de constitución creó un comité para la evaluación de los efectos adversos de los rayos X, que incluyó inflamación y pérdida de cabello.
Pioneros como Conrad Fuchs (Chicago 1896), desarrollaron unas primeras guías-recomendaciones para prevenir los efectos nocivos de los rayos X que ya incluían reducir el tiempo y la distancia con respecto a los tubos de emisión. Posteriormente el dentista W. Rollings (Boston) se considera uno de los pioneros en el descubrimiento de los efectos tardíos a través de sus experimentos con animales e introdujo conceptos como la colimación, la filtración y los medios de protección de partes de cuerpo y manos. En 1907, en una reunión de la Sociedad American Röntgen Ray, un fabricante de equipos, Wagner presentó unos dispositivos fotográficos que permitían determinar si las personas que lo llevaban habían estado expuestas a los rayos X. En 1911, 94 casos de carcinomas de piel y sarcomas fueron ya relacionados con la exposición a los rayos X. A pesar de las recomendaciones y las crecientes alertas, no fue hasta 1913 que la Sociedad Röntgen German publicó unas primeras recomendaciones sobre blindaje y medidas de alejamiento para prevención de los riesgos de las radiaciones sobre el organismo: Significa el primer documento sobre protección radiológica.
Primera Guerra Mundial (1914-1918):
Aunque los dispositivos de rayos X ya fueron utilizados en campañas bélicas previas a la I Guerra Mundial, los avances se precipitaron tras la fabricación por parte de General Electric de un tubo (hot-catode Coolidge) más eficiente en la emisión de rayos. Múltiples dispositivos diseñados por la superviviente Marie Curie que pronto enfermó de leucemia, se implementaron con motivo de las urgencias derivadas de los campos de batalla (vehículos portátiles de Rayos X, equipos electrógenos…) incluso en esa época se fundó la primera escuela de operadores de rayos X. Durante ese período numerosas y relevantes enfermedades por parte de operadores del campo de batalla fueron reportadas, tanto lesiones agudas (piel y ojos) como anèmias anaplásicas y leucèmias. Científicos como Albers-Schonberg asimismo víctima de dermatitis crónica, fueron los que asentaron las bases de la naciente ciencia de protección radiológica: restricciones en la distancia, el tiempo de exposición y características de blindaje.
Período entreguerras (1919-1938):
Durante este período los espacios de colaboración internacional facilitaron la creación de organismos de protección radiológica, especialmente americanos y británicos, diferenciados por la especialidad (Radio-tratamiento y Rayos X-diagnóstico). En 1920 nace la primera sociedad de Radiographers (BSR) y tres años después la American Society of Radiology Technicians. También tiene lugar el I Congreso Internacional de Radiología en 1925 en Westminster donde se establecen los primeros comités dedicados exclusivamente a la protección radiológica.
En este período aparecen importantes avances tecnológicos para la monitorización individual de la exposición a las radiaciones ionizantes. Los primeros dosímetros individuales basados en película radiográfica. Nace la ICRP designando el Roentgen como unidad de medida.
Pronto aparecen secuelas de los efectos de la exposición a las radiaciones ionizantes por parte del personal sanitario de la guerra, lo que potencia que las sociedades unan esfuerzos para determinar los efectos a largo plazo, es decir, los de aparición retardada de difícil predicción. Comienzan en este período experimentos con vegetales para determinar mutaciones genéticas debidas a la exposición. También se implementan programas especiales de riesgos laborales para profesionales expuestos, como aumento de vacaciones, test periódicos de sangre, blindajes específicos y zonas de restricción. También aparecen las primeras normas de límites por debajo de los cuales se consideran valores que no afectan a la salud.
Sin embargo la llegada del próximo conflicto a nivel mundial congelará todos estos avances e investigaciones sobre las radiaciones ionizantes.
Segunda guerra mundial:
Por razones obvias, esta etapa hace de la protección radiológica una ciencia por derecho propio relacionada con la creación de la bomba atómica, con tecnología que permitía enriquecer uranio y plutonio. En 1945 la primera bomba atómica que fue testada en New México. Los hallazgos y test derivados de las armas nucleares generaron un conocimiento sobre protección radiológica que perdurará los siguientes 70 años: balance riesgo-beneficio terapéutico o diagnóstico (justificación), precauciones sobre la población diana, órganos sensibles y radiación dispersa, planificación y optimización.
Post-guerra (1946-1960):
A consecuencia de la guerra se generaron conceptos como la dosis equivalente, la dosis absorbida y la radiobiología. Aparecen tecnologías nuevas de terapéutica y medicina nuclear, con la producción de nuevos radioisótopos que fuerzan la implementación de nuevos límites de dosis. De nuevo las comisiones internacionales actúan para regular la normativa al respecto, y aparece el concepto de no riesgo cero, y dosis lo más bajas posibles que posteriormente se plasmará en el principio ALARA.
Por la parte terapéutica los reactores nucleares usados en la guerra, resultaron más eficaces y más seguros para generar radioisótopos con tales fines, que el radio. En 1957 se crea la IAEA con fines pacíficos, sobre las directivas y las bases legales de la ICRP.
Los efectos tardíos de la exposición a las radiaciones ionizantes se catalogan por órgano sistema, por niveles de afectación y enfermedades características como la leucemia y las especialidades relacionadas divergen definitivamente en tres: radiodiagnóstico, radioterapia y medicina nuclear.
Era moderna (1970-1990):
Este período está determinado por el descubrimiento y auge de la tomografía Computerizada (CT) los nuevos radiofármacos marcados con TC99, la Tomografía por Emisión de Positrones (PET) y las nuevas técnicas de intervencionismo radioguiado.
Aparecen los dosímetros específicos por zona anatómica, los delantales plomados más ligeros y fantomas específicos para simular exploraciones y tratamientos.
Las sociedades internacionales consensuan los tres grandes argumentos de la protección radiobiológica:
Ninguna exploración debe ser realizada sin un beneficio claro, todas las exposiciones deben cumplir el criterio ALARA que incluya factores económico-sociales y la dosis equivalente de los individuos no debe sobrepasar los límites recomendados.
Nuevo milenio:
Tras la experiencia de los supervivientes de las bombas atómicas y accidentes nucleares como Chernobyl las Comisiones internacionales modifican las dosis sobre la retina y los límites anuales de cuerpo entero. La década de 2000-2010 supone la revolución digital que significa una reducción notable de las dosis por imagen médica. Los avances tecnológicos de imagen híbrida y detectores más eficaces de fluoroscopia hicieron que técnicas históricamente con altos niveles de exposición evolucionaron en técnicas mínimamente invasivas con dosis mínimas. Sin embargo las nuevas tecnologías al mismo tiempo que reducen las dosimetrías de exposición de los pacientes, también incrementan las dosimetrías de los profesionales, los cuales deben seguir una monitorización estricta para mantener los límites lo más bajos posibles. De nuevo los comités internacionales y nacionales de cada país velan en todo momento para que cada nueva tecnología tenga un plan de dosimetría específicamente diseñada para proteger a las personas y los profesionales.
Oportunidades y retos de futuro:
La odisea de las aplicaciones médicas de las radiaciones se ha prolongado en tres siglos de descubrimientos e innovaciones. Múltiples enfermedades relacionadas con la sobreexposición (anemias, leucemias, dermatitis, sarcomas) no han sido en vano, puesto que han contribuido de forma relevante a la monitorización y cura de múltiples enfermedades que de no ser por las técnicas radiológicas y los tratamientos, habría sido imposible. Las sociedades internacionales, la tecnología y los profesionales de la protección radiológica han trabajado desde sus inicios de forma multidisciplinar para conseguir que los efectos adversos de las radiaciones ionizantes sean lo más seguras posibles para los profesionales expuestos. El desarrollo de las guías y recomendaciones siguen en constante evolución hasta nuestros días y precisan de las sincronías y sinergias de las sociedades científicas, los gobiernos y la indústria de la imagen médica. Concluye con un poema de Edmond Spencer como hizo Crookes con su “Material Radiante”
“Todo esto estaba cuando nadie lo sabía/desde las edades más sabias estuvo escondido/ más tarde las cosas más desconocidas se mostrarán/¿Porqué entonces el ingenio del hombre debería ser tan extraño/que nada es sino lo que ha visto?”
Valoración Personal:
Estudio amplio y muy bien referenciado sobre la historia y los retos de futuro de la protección radiológica en la que queda evidenciado el papel fundamental de la investigación y las sociedades internacionales para la definición de límites de dosis, la creación de consensos y directivas aplicables a la protección de las personas que están expuestas y los profesionales que administran y planifican las radiaciones ionizantes con finalidades médicas.
Curso de “PROTECCIÓN RADIOLÓGICA ” , este curso es válido para la obtención de la Autorización de Desempeño para las personas que utilizan Equipos de Rayos X o Fuentes Radiactivas (Instalaciones Radiactivas de 1ra, 2da y 3ra Categoría), de acuerdo a la exigencia del Decreto Supremo N°133 del Ministerio de Salud ”Reglamento sobre Autorizaciones para Instalaciones Radiactivas o Equipos Generadores de Radiaciones Ionizantes, Personal que se desempeñe en ellas u opere tales Equipos y otras.
En el marco de la alerta Sanitaria y la situación mundial producida a causa del virus Sars cov-2, por medio de la circular del Minsal 0010 del 19 de Junio de 2020. IPR modifica temporalmente sus cursos presenciales de Protección Radiológia (circular B33/Nº37 del año 2014) al formato Online/Sinscrónico.
Días Sábados de Abril: 10, 17 y 24 Días Seguidos de Abril Curso 1: 05, 06 y 07 Días Seguidos de Abril Curso 2: 06, 07 y 08 Días Seguidos de Abril Curso 3: 07, 08 y 09 Días Seguidos de Abril Curso 4: 12, 13 y 14 Días Seguidos de Abril Curso 5: 13, 14 y 15 Días Seguidos de Abril Curso 6: 14, 15 y 16 Días Seguidos de Abril Curso 7: 19, 20 y 21 Días Seguidos de Abril Curso 8: 20, 21 y 22 Días Seguidos de Abril Curso 9: 21, 22 y 23 Días Seguidos de Abril Curso 10: 26, 27 y 28 Días Seguidos de Abril Curso 11: 27, 28 y 29 Días Seguidos de Abril Curso 12: 28, 29 y 30