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INSTITUTO DE PROTECCION RADIOLOGICA INGENIERIA EN PREVENCION DE RIESGOS

La Exposición a la Radiación y el Cáncer

La Exposición a la Radiación y el Cáncer

¿Qué es la radiación?

La radiación es la emisión (liberación) de energía de cualquier fuente. Un ejemplo de radiación son los rayos X, al igual que la luz que proviene del sol y el calor que despide constantemente nuestro cuerpo.

Cuando se habla de radiación y de cáncer, la mayoría de las personas piensan en tipos específicos de radiación como la que producen los materiales radiactivos o los reactores nucleares. Pero existen distintos tipos de radiación y, muchas de ellas no están relacionadas con el cáncer.

Tipos de radiación

Existe un amplio espectro de radiación desde radiación de muy alta energía (alta frecuencia) a la radiación de muy baja energía (baja frecuencia). En ocasiones esto se llama espectro electromagnético. Desde las radiaciones de más alta a más baja energía, las formas principales de radiación son:

Una distinción importante que afecta los riesgos de salud por radiación es si la energía es ionizante o no-ionizante.

Es la radiación de alta frecuencia que tiene energía suficiente para eliminar un electrón de (ionizar) un átomo o molécula. La radiación ionizante tiene energía suficiente para dañar el ADN de las células, lo cual a su vez puede resultar en cáncer. Los tipos de radiación ionizante incluyen los rayos Gamma, los rayos X, algunos rayos UV de alta energía y algunas partículas subatómicas tales como las partículas alfa y los protones.

La radiación no-ionizante es una radiación de baja frecuencia que no tiene suficiente energía para eliminar los electrones o causar daño directo al ADN. Los tipos de radiación no-ionizante incluyen los rayos ultravioleta de baja energía, la luz visible, rayos infrarrojos y ondas radiales. A excepción de los rayos ultravioleta, no se considera que estos tipos de radiación aumentan el riesgo de padecer cáncer.

Es importante entender la diferencia que existe entre estos tipos de radiación. Por ejemplo, la radiación no-ionizante liberada por un teléfono celular o una pantalla de televisión no es igual a la radiación ionizante que usted obtendría de una radiografía que le sacan en un hospital.

Los tipos de exposiciones a la radiación que se abordan en este documento incluyen:

Radiación ionizante

La radiación ionizante tiene energía suficiente para despojar a los átomos o moléculas de los electrones. Esto se llama ionización. Las moléculas ionizadas son inestables y pasan rápidamente por cambios químicos.

Si la radiación ionizante penetra una célula del cuerpo, esto puede resultar en mutaciones (cambios) en el ADN de la célula, la parte de la célula que contiene los genes (mapa de las características de una persona). Esto puede contribuir al cáncer o a la muerte de la célula. La cantidad de daño en la célula está relacionada con la cantidad de radiación que recibe. El daño ocurre sólo en una fracción de segundo, pero otros cambios como el comienzo del cáncer pueden tomar años para que ocurran.

Los tipos de radiación ionizante incluyen rayos x, rayos gamma, algunos rayos ultravioleta de alta energía y partículas que desprenden los materiales radiactivos, tales como las partículas alfa y los protones. Estas formas de radiación tienen diferentes niveles de energía y pueden penetrar las células en diferente medida, pero todas son capaces de causar ionización.

¿Causa cáncer la radiación ionizante?

Se ha demostrado que la radiación ionizante es un carcinógeno humano (agente que causa cáncer). La prueba de que la radiación causa cáncer proviene de estudios con sobrevivientes de bombas atómicas en Japón, personas expuestas durante el accidente nuclear de Chernóbil, personas tratadas con altas dosis de radiación por cáncer y otras enfermedades y personas expuestas a altos niveles de radiación en el trabajo, tales como los mineros de uranio.

La mayoría de los estudios sobre radiación y riesgos de cáncer han tomado en cuenta a personas expuestas a dosis de radiación muy altas en los entornos anteriormente mencionados. Es difícil medir el incremento mínimo de riesgo de cáncer que podría surgir de niveles de exposición a la radiación mucho más bajos. La mayoría de los estudios no han podido detectar un mayor riesgo de cáncer en personas expuestas a bajos niveles de radiación. Por ejemplo, las personas que viven a gran altura, que están expuestas a mayor radiación de fondo natural de rayos cósmicos que las personas que viven a nivel del mar, no tienen tasas notablemente más altas de cáncer .

Aun así, la mayoría de los científicos y agencias reguladoras acuerdan que hasta pequeñas dosis de radiación ionizante pueden aumentar el riesgo de padecer cáncer, aunque sea en una muy pequeña proporción. En general, el riesgo de padecer cáncer por exposición a la radiación aumenta según aumenta la dosis de la misma. Del mismo modo, cuanto más baja es la exposición, menor es el incremento en el riesgo. Sin embargo no existe un umbral debajo del cual se considere que la radiación ionizante es completamente segura.

Aunque la exposición a la radiación afecta la incidencia de varios tipos de cáncer, no se afecta su agresividad (tendencia a crecer y propagarse).

Tipos de cáncer relacionados con la radiación ionizante

La radiación ionizante incrementa el riesgo de ciertos tipos de cáncer más que de otros.

La glándula tiroides y la médula ósea son más sensibles a la radiación. La leucemia, un tipo de cáncer que surge en la médula ósea, es el tipo de cáncer más comúnmente inducido por la radiación. Las leucemias pueden aparecer tan pronto como unos pocos años después de la exposición a la radiación.

Otros tipos de cáncer pueden surgir como resultado de la exposición a la radiación, aunque puede tomar más tiempo para que ocurran (generalmente por lo menos de 10 a 15 años). Algunos otros tipos de cáncer que están muy relacionados con la exposición a la radiación incluyen:

Sin embargo, estos no son necesariamente los únicos tipos de cáncer relacionados con la radiación.

Los tipos de cáncer relacionados con la radiación también se ven afectados por la parte del cuerpo que es expuesta. Por ejemplo, no se espera que las personas que reciben radioterapia pélvica tengan tasas más altas de cáncer en la cabeza y el cuello dado que estas áreas no fueron expuestas a la radiación.

Otros factores pueden asimismo jugar un papel en lo que respecta a la probabilidad de que una persona expuesta a la radiación padezca cáncer. La edad es uno de esos factores; el cuerpo en crecimiento de los niños es más sensible a la radiación que el de los adultos. Una persona puede tener cambios en los genes que hacen que sus células sean más vulnerables al daño de la radiación, lo cual a su vez podría aumentar su riesgo más que en una persona que no tiene dichos cambios.

Fuentes de radiación ionizante

Las personas pueden exponerse a tres tipos principales de radiación ionizante:

Radiación de fondo natural

Todos estamos expuestos a cierta cantidad de radiación por el simple hecho de estar en este planeta. Esto se conoce como radiación de fondo natural. Para la mayoría de la gente, la radiación de fondo natural representa la mayor parte de su exposición a la radiación ionizante durante el año. Esta proviene de varias fuentes.

Rayos cósmicos: los rayos cósmicos son partículas radiactivas que impactan la tierra desde el espacio exterior. Provienen del sol y de otras estrellas. La atmósfera terrestre bloquea una parte de estos rayos, pero algunos de ellos llegan a la tierra. Dado que la atmósfera bloquea algunos rayos cósmicos, la exposición aumenta con la altitud. Por ejemplo, las personas que viven en Denver, Colorado, el cual se encuentra a gran altura, tienen una exposición levemente mayor a los rayos cósmicos que las personas que viven a nivel del mar. Las personas están también expuestas a niveles más elevados de rayos cósmicos durante los vuelos de avión. Los pilotos de líneas aéreas y los auxiliares de vuelo, quienes pasan muchas horas a gran altura, tienen una exposición mayor a estos rayos, pero no está comprobado si tienen un mayor riesgo de padecer cáncer debido a esto.

Radiación en la tierra: las personas también están expuestas a pequeñas cantidades de radiación procedente de materiales radiactivos que se encuentran naturalmente en las rocas y el suelo. Algunos de estos pueden terminar en los materiales de construcción que se usan en las casas y otras estructuras. Asimismo, se pueden encontrar pequeñas cantidades de radiación en el agua y en algunos alimentos a base de verduras como resultado de estar en contacto con el suelo. En el caso de las personas que fuman, el tabaco puede representar una parte significativa de la radiación anual que reciben.

Radón: el radón es la fuente más grande de radiación de fondo natural para la mayoría de la gente. Radón es un gas que no tiene ni olor ni color y que se forma de la descomposición de elementos radiactivos en el suelo. Los niveles de radón suelen ser mayores en el interior de edificios y casas, particularmente en los niveles más cercanos a la tierra como los sótanos. Los niveles de radón pueden variar mucho, dependiendo del lugar donde vive. Para más información sobre el radón y sus efectos potenciales en la salud, vea nuestro documento, Radón.

Radiación médica

La radiación ionizante se usa en el diagnóstico y tratamiento de ciertas enfermedades. La radiación ionizante puede ser en forma de radiación que penetra desde el exterior del cuerpo o de partículas radiactivas que se tragan o introducen en el cuerpo.

Estudios por imágenes: ciertos tipos de estudios por imágenes, tales como radiografías, tomografías computarizadas (CT) y pruebas de medicina nuclear (como tomografías por emisión de positrones [PET]) y gammagrafías óseas) exponen a las personas a niveles de radiación bajos a fin de crear imágenes internas del cuerpo. (Las imágenes de resonancia magnética [MRI] y las ecografías no usan radiación ionizante).

La probabilidad de que haya un riesgo aumentado de padecer cáncer como resultado de una exposición a una prueba es muy pequeña. Aun así, en los últimos años han surgido algunas inquietudes al respecto debido a que ha aumentado la cantidad promedio de radiación a la que una persona está expuesta en los estudios médicos. El cuerpo en crecimiento de los niños es particularmente sensible a la radiación.

Debido al riesgo muy pequeño pero real y al hecho de que la exposición a la radiación procedente de todas las fuentes puede acumularse en el transcurso de la vida, los estudios por imágenes que usan radiación se deberían hacer únicamente si existe un verdadero motivo médico para hacerlo. Siempre se debe evaluar el grado de utilidad de la prueba en relación con los posibles riesgos resultantes de la exposición a la radiación. En algunos casos, los estudios por imágenes como la ecografía o los MRI pueden ser una opción. Sin embargo, si existe motivo para creer que una radiografía o tomografía computarizada (CT) es la mejor manera de detectar el cáncer u otras enfermedades, probablemente será más beneficiosa para el paciente que el daño que una pequeña dosis de radiación puede causar.

Radioterapia: la radiación ionizante es una manera eficaz para tratar ciertos tipos de cáncer. Durante la radioterapia, se dirigen altas dosis de radiación ionizante (mucho más altas que las dosis que se usan en los estudios por imágenes) hacia el cáncer, lo que resulta en la destrucción de las células de cáncer. Sin embargo, esto puede resultar en mutaciones del ADN en las células que sobreviven la radiación, lo que eventualmente puede llevar al surgimiento de un segundo cáncer.

En general, la radiación por sí sola no parece ser una causa muy potente de segundos cánceres. Esto probablemente se debe al hecho de que los médicos tratan de concentrar al máximo posible la radiación en las células cancerosas, lo que significa que hay menos células normales expuestas a la radiación. De todos modos, algunos estudios han asociado la radioterapia con un aumento en el riesgo de leucemia, de cáncer de tiroides, el comienzo temprano de cáncer de seno y algunos otros tipos de cáncer. El aumento del riesgo depende de varios factores, incluyendo la dosis de radiación, la ubicación en el cuerpo y la edad del paciente que la recibe (por lo general, las personas más jóvenes con el tiempo tienen un mayor riesgo).

Si el cáncer surge después de la radioterapia, esto no ocurre enseguida. En cuanto a las leucemias, la mayoría de los casos se desarrollan dentro de los cinco a nueve años posteriores a la exposición. Por el contrario, otros cánceres toman mucho más tiempo para desarrollarse. La mayoría de estos cánceres no se ven sino hasta los 10 años después de la radioterapia e incluso algunos son diagnosticados más de 15 años después.

Al considerar la exposición a la radiación producida por la radioterapia, los beneficios generalmente sobrepasan los riesgos. Sin embargo, algunas combinaciones de radioterapia con quimioterapia presentan más riesgos que otras. Los médicos hacen todo lo posible para garantizar que el tratamiento que se suministra destruya el cáncer a la vez que minimice el riesgo de que más adelante se originen tumores cancerosos secundarios.

Otras formas de radiación sintética

Las personas pueden estar expuestas a la radiación ionizante procedente de otras fuentes sintéticas.

Pruebas e instalaciones nucleares: el Gobierno de Estados Unidos llevó a cabo pruebas nucleares en tierra en el Pacífico Sur y en el estado de Nevada entre los años 1945 y 1962. Muchas personas del ejército en aquel tiempo participaron en ejercicios de entrenamiento en el área y estuvieron expuestas a radiación ionizante como resultado de esas pruebas. Otras fueron expuestas a la radiación mientras trabajaban en las instalaciones creando bombas o en otros sitios nucleares.

Los civiles que viven cerca o en dirección del viento de sitios de pruebas nucleares también pueden haber estado expuestos a subproductos radiactivos. Los niveles de radiación son probablemente más altos cerca de esos sitios, sin embargo, algunas partículas radiactivas procedentes de las pruebas ingresaron en la atmósfera y viajaron grandes distancias, aterrizando a miles de millas de distancia del lugar original. Si bien los niveles de exposición fueron probablemente más altos en el momento de la prueba, hoy en día parte de la radiación en el suelo es el resultado de esas pruebas.

Las personas que trabajan en plantas de energía nuclear pueden estar expuestas a niveles más altos de radiación que el público en general, aunque sus niveles de exposición sean controlados cuidadosamente. Las emisiones de radiación de las plantas de energía nuclear son cuidadosamente vigiladas y controladas. Según la Agencia de Protección Medioambiental (EPA, por sus siglas en inglés), las operaciones de una planta de energía nuclear representan menos del uno por ciento (1/100) de la exposición total a la radiación de un estadounidense promedio.

Productos de consumo: algunos productos de consumo contienen pequeñas cantidades de radiación ionizante.

Por ejemplo, los productos con tabaco contienen bajos niveles de radiación, la cual puede provenir del suelo en el que se cultiva o del fertilizante que se usa para favorecer su crecimiento. El tabaco puede representar una parte significativa de la radiación anual a la cual están expuestos los fumadores.

Algunos materiales de construcción que se usan en las casas u otras estructuras pueden contener niveles bajos de radiación que se encuentra naturalmente en los mismos. Esto puede variar dependiendo de su composición, sin embargo no es probable que los niveles contribuyan en forma considerable a la exposición general de una persona a la radiación, según la Agencia de Protección Medioambiental (EPA).

Muchos detectores de humo contienen una pequeña cantidad de un material de muy bajo nivel de radiactividad que ayuda a detectar el humo. Este material está sellado en un recipiente y no presenta un riesgo significativo de exposición a la radiación.

Irradiación de alimentos: la radiación ionizante se puede usar para matar bacterias y otros gérmenes en ciertos alimentos, lo cual los hace más seguros para su consumo y ayuda a que duren más tiempo. Probablemente a algunas personas les preocupe que los alimentos tratados con radiación puedan contener radiación en sí mismos.

Es importante entender que la radiación no permanece en los alimentos. Según el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA), la irradiación de alimentos no hace que estos se vuelvan radiactivos y no cambia el valor nutricional ni el sabor de los mismos.

Escáneres de seguridad de los aeropuertos: en los últimos años, algunos aeropuertos han comenzado a usar escáneres de cuerpo entero como modo para detectar objetos ocultos en la ropa. Estos escáneres son distintos de los detectores de metales que la mayoría de la gente conoce.

Un tipo de escáner, basado en tecnología de retrodispersión, usa rayos X muy débiles dirigidos a la superficie del cuerpo para obtener una imagen de todo el cuerpo. La Administración de Seguridad en el Transporte (TSA) sostiene que la radiación que proviene de dicho escáner es aproximadamente la misma cantidad de radiación que una persona recibe de los rayos cósmicos cuando vuela durante dos minutos en un avión a 30,000 pies de altura. Una persona necesitaría pasar más de 1,000 veces al año por un escáner de retrodispersión para alcanzar la misma dosis de radiación que recibiría de una radiografía de tórax convencional, según el Colegio Americano de Radiología (ACR, por sus siglas en inglés).

El otro tipo de escáner se basa en tecnología de ondas milimétricas. Ni los escáneres de ondas milimétricas ni los detectores de metales usan radiación ionizante.

Radiación ultravioleta (UV)

Los rayos ultravioleta son rayos invisibles que provienen principalmente del sol, aunque también pueden provenir de fuentes sintéticas tales como camas solares y sopletes soldadores.

En lo que respecta a la energía, los rayos UV están en el límite entre la radiación ionizante y la no-ionizante. Tienen más energía que la luz visible, pero no tanto como los rayos X. Por lo general, los rayos ultravioleta tienen suficiente energía para dañar el ADN de las células, lo que significa que pueden causar cáncer. Sin embargo, debido a que no tienen suficiente energía para penetrar profundamente en el cuerpo, su efecto principal reside en la piel.

La mayoría de los cánceres de piel son el resultado directo de exposición a los rayos UV de la luz solar. Tanto el cáncer de células basales como el de células escamosas (los tipos más comunes de cáncer de piel) tienden a detectarse en las partes del cuerpo que han sido expuestas al sol y su incidencia está asociada con la exposición al sol durante toda la vida. El riesgo de melanoma, un tipo de cáncer de piel muy grave pero menos común, también está asociado con la exposición al sol, aunque no de manera rotunda.

Si bien los rayos UV representan sólo una pequeña fracción de la longitud de onda del sol, son los principales responsables de los efectos nocivos del sol en la piel.

Los científicos suelen dividir la radiación ultravioleta (UV) en tres escalas según la longitud de onda:

Para más información sobre la radiación UV y los riesgos del cáncer, vea nuestro documento, “Prevención y detección temprana del cáncer de piel”).

Radiación no-ionizante

La radiación no-ionizante es una radiación de baja frecuencia que no tiene suficiente energía para causar daño directo al ADN.

Los tipos comunes de radiación no-ionizante incluyen algunos rayos ultravioleta (UV), la luz visible, los rayos infrarrojos, las microondas, la radiación de radiofrecuencia (ondas radiales) y los campos electromagnéticos. Los aparatos eléctricos, los calentadores y los teléfonos celulares emiten (lanzan) ondas de radiación no-ionizante.

Se ha planteado la preocupación sobre una posible relación entre algunos tipos de radiación no-ionizante y el cáncer. No hay claridad sobre la forma en que esto podría ocurrir. La radiación no-ionizante no daña el ADN en forma directa, pero puede afectar a las células de otras formas. A continuación se aborda el tema de la posible relación entre algunos tipos de radiación no-ionizante y el cáncer. Pero hasta el momento no se ha establecido que la radiación no-ionizante pueda causar cáncer.

Líneas eléctricas y aparatos electrónicos

Las corrientes eléctricas crean campos magnéticos de frecuencia extremadamente baja (ELF, por sus siglas en inglés), que se encuentran en el nivel más bajo de energía del espectro electromagnético. Todos estamos expuestos a campos electromagnéticos provenientes de la misma tierra y de fuentes sintéticas. Algunos ejemplos de fuentes sintéticas incluyen las líneas eléctricas, el cableado doméstico y los aparatos electrónicos (cuando están encendidos).

Durante varias décadas la posible relación entre los campos magnéticos y el cáncer ha sido un tema controversial. Debido a que todos estamos expuestos a distintas cantidades de estos campos, ha sido difícil estudiar el tema.

Una de las preocupaciones principales ha sido si la frecuencia extremadamente baja (ELF) afecta el riesgo de cáncer infantil tal como leucemia y tumores cerebrales. Los resultados de los estudios que han examinado una posible relación con la leucemia infantil han sido inconsistentes. Si existe un mayor riesgo se trata de un aumento mínimo, pero no se puede descartar por completo que exista una leve relación. Por lo general, los estudios de cáncer infantil no han encontrado ninguna relación significativa con los campos electromagnéticos.

La mayoría de los estudios en adultos no han encontrado relación entre los campos magnéticos y el cáncer.

No se puede explicar con exactitud cómo los campos electromagnéticos, una forma de baja energía, radiación no-ionizante, podrían aumentar el riesgo de cáncer. Los estudios con animales de laboratorio generalmente no han encontrado que los campos magnéticos aumenten el riesgo de cáncer. La ausencia de tal relación en estudios con animales hace que sea menos probable que la exposición humana a los campos electromagnéticos, en el hogar o en el trabajo, afecten el riesgo de padecer cáncer.

El Instituto Nacional de Ciencias Medioambientales de la Salud (NIEHS, por sus siglas en inglés) describe pruebas científicas que sugieren que las exposiciones a campos electromagnéticos presentan un riesgo “mínimo” para la salud. Dado que no se puede descartar por completo un posible incremento en el riesgo de padecer cáncer, el NIEHS ha aconsejado que la gente que esté preocupada por la exposición a los campos electromagnéticos (EFM, por sus siglas en inglés) debería considerar maneras prácticas de reducir su exposición, tal como descubrir cuáles son sus principales fuentes de EFM y limitar el tiempo que pasan cerca de dichas fuentes. Existen medidas más costosas que podrían reducir la exposición a EMF, como instalar líneas eléctricas subterráneas o mudarse de la casa. Pero como los científicos no están seguros de que los campos electromagnéticos (EMF) presenten algún peligro para la salud, según el NIEHS no es seguro que dichas medidas estén garantizadas.

Pantallas de televisores y computadoras

Las pantallas modernas de televisores y computadoras emiten varios tipos de radiación, la mayoría de los cuales se encuentra en una escala de frecuencia extremadamente baja (ELF, por sus siglas en inglés). Han surgido preguntas sobre los posibles problemas de salud asociados con el uso de estas pantallas, incluyendo el cáncer y los defectos congénitos. La cantidad de energía que emiten estas pantallas está muy por debajo de los estándares de exposición establecidos por el gobierno y, en la actualidad, las pruebas disponibles no sustentan que haya una relación con alguno de estos problemas de salud. La investigación en esta área continúa.

Teléfonos celulares y torres de señal celular

Los teléfonos celulares y las torres de señal celular usan radiofrecuencia y radiación de microondas de nivel bajo para transmitir y recibir señales. No se ha establecido una relación concluyente entre los teléfonos celulares y las torres de señal celular con un riesgo elevado de cáncer, pero la mayoría de los investigadores y organismos del gobierno están de acuerdo en que es preciso investigar más sobre los teléfonos celulares, en particular en lo concerniente al uso a largo plazo y al uso entre los niños.

Radiación por radiofrecuencia (ondas radiales)

La radiación por radiofrecuencia la emiten los transmisores de radio y los televisores, las radios de banda civil y los calentadores eléctricos. Hay muy pocas pruebas de que estas exposiciones afectan el riesgo de padecer cáncer.

Microondas

Las microondas tienen niveles de energía similares a los de las ondas radiales y a los de las ondas infrarrojas. Al igual que las demás formas de radiación no-ionizante, no tienen suficiente energía para causar daño directo al ADN. La radiación de microondas se usa en hornos microondas y en equipo de radar. Los teléfonos celulares pueden asimismo usar ciertas microondas de baja energía.

Hornos de microondas

Los hornos de microondas funcionan con niveles de microondas muy altos para calentar los alimentos. Las microondas se encuentran dentro del mismo horno. Cuando los hornos de microondas se usan de acuerdo con las instrucciones, no hay pruebas de que presenten un riesgo para la salud de las personas. Ni tampoco hacen que los alimentos se vuelvan radiactivos.

La exposición a altos niveles de microondas puede tener efectos en la salud. Dicha exposición podría resultar en una dolorosa quemadura o en el desarrollo de cataratas en las lentes de los ojos. Estas lesiones son causadas únicamente por la exposición a grandes cantidades de radiación de microondas, sin embargo, las pequeñas cantidades que pueden ser emanadas por un horno de microondas no causan estos problemas.

Algunos modelos antiguos de marcapasos podrían verse afectados si la persona con el marcapasos se acerca demasiado a un horno de microondas mientras éste se encuentra encendido. Es poco probable que esto presente un problema con los marcapasos modernos, los cuales están protegidos de la actividad eléctrica externa.

Radar

La mayoría de los tipos de radares usan ondas en la escala de microondas. Han surgido preguntas sobre la exposición a radares y el riesgo de padecer cáncer, como en el caso de los policías que usan pistolas de radar para vigilar que se cumplan las leyes de tránsito. Hasta la fecha, hay muy pocas pruebas que apoyan una conexión de ese tipo, pero actualmente se están llevando a cabo estudios para analizar esta posibilidad y el gobierno ha hecho recomendaciones para reducir cualquier riesgo posible.

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